Eurovisión 2022

España habría ganado de no haber sido por la guerra en Ucrania

La puntuación definitiva de Eurovisión 2022

La puntuación definitiva de Eurovisión 2022

El televoto empujó esta noche la victoria a Ucrania. En las casas de todo el continente elevaron a Stefania, con 439 puntos que llevaron al país de la guerra a ganar Eurovisión 2022 con 631. Reino Unido fue segunda, 466 puntos. A 7, España nunca se había visto en otra en la tabla, Chanel, tercera, con 459 puntos. La española ya había sido tercera para los jurados, con 231 votos. 

Los puntos del público para Ucrania hacían imposible alcanzar el primer puesto. 439 votos de todo el continente influenciados por la guerra y la solidaridad a Ucrania. España superó en televoto al Reino Unido y sin los votos de reclamación hacia la causa ucraniana SloMo habría vencido con autoridad. 

Y al margen de la victoria ucraniana, la tercera en el historial este país y que es una alegría para esta nación, lo de España en Turín ha sido absolutamente asombroso. Nunca se había presentado un número de la calidad de SloMo, una máquina mágica de coreografía, ritmo y sabor latino, sabor nuestro, de aquí y allá, y unas interpretaciones de espectáculo de nivel sublime. Se encogen los calificativos para resumir estos tres minutos de España en Eurovisión...

Actuación de la final de Chanel con 'SloMo'

En el voto del jurado España acabó tercera, lo nunca visto en este siglo, con 231 puntos, venciendo el Reino Unido (283) y Suecia (258). Nos dieron 12 puntos (ocho) países  y casi todos ellos nunca se habían acordado de la canción española: San Marino, Macedonia del Norte, Malta, Suecia, Australia, Irlanda, Armenia y nuestros vecinos portugueses. Y Reino Unido nos dio 10 puntos, lo nunca visto desde tierras británicas.

Lo de Chanel Terrero eclipsó en la gala a todos. Fue puesta en escena de Super Bowl. Ya lo sabíamos, superando incluso los problemas técnicos del escenario, privando las pantallas LED por un sol prescindible. Eso fue lo de menos cuando sonaron las trompetas. El Pala Olímpico se vino abajo. La noche (eurovisiva) más hermosa de nuestras vidas. Queda para la posteridad lo vivido este sábado. Perfección y ni un rasguño que oponer a Chanel y a su conjunto. Mención para la paisana María Pérez, una de las bailarinas de este sexteto de privilegiados.

¿Hay también razones generacionales en la victoria de Ucrania?

Habrá que hablar de todo lo demás, pero se nos fue el santo al cielo tras SloMo.

Entendíamos de antemano que 2022 era un festival de baladas, de cantos épicos y escenificaciones lacónicas, sobrecogedoras. Ucrania certificó su carácter de favorita, por razones musicales y también sentimentales, con un rap folk. La canción ganadora es a su vez ejemplo de la brecha generacional que existe en el Eurovisión actual, como mostró Maneskin el pasado año.

Los menores de 25 años, una generación con otros roles y vivencias, va marcando la pauta. Otro ejemplo, el de Mahmood y Blanco, los italianos de Brividi, una balada atormentada (bueno, la más angustiosa, la de Australia), a la que prosiguió como un huracán la actuación española. Suecia llegaba con una chica descalza (ay, Remedios) con la potente Hold me closer que fue finalmente cuarta con 438 puntos. El televoto dio un vuelco a Serbia, con el lavatorio de manos de Konstranka, 225 puntos frente a los 87 que había recibido del jurado.

El gran rival de Chanel en el canturreo de los “twelve points” fue el Reino Unido. Los británicos, que se encargarían del festival 2023 en caso de no poder acogerlo Ucrania, proponía una estrella de Tik Tok, Sam Ryder, que inspirado con reminiscencias de Queen, Space Man sacaba brillo a las medallas de la casa.

España repite con el tercer puesto el lugar que obtuvo en 1984 el grupo Bravo. Sólo teníamos un segundo desde 1995 con Anabel Conde.

El bronce de Chanel ha sido un premio y un reconocimiento. Merecíamos algo así. España, al fin (qué buena idea lo del Benidorm Fest) necesitaba un revulsivo como el de esta noche en Turín. Por cierto, las Franxugeiras fueron penúltimas. Lo importante es participar, siempre, pero si es disfrutando y sufriendo como anoche, qué maravilla.

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