Una de las características más importantes de este patio, llamado de la felicidad –Patio Al-Yumn–, al que también gustan llamar de los sentidos y que está presidido por la devoción a Nuestro Padre Jesús de las Penas –El Gitano– y a María Santísima de la Esperanza, es que está porticado por tres arcos de ladrillo visto sobre unas columnas que cuentan con capiteles de avispero islámico, califal y romano. Han introducido incluso réplicas de elementos de Medina Azahara.

El color y el olor proporcionado por las plantas que atesora el recinto es espectacular, colorido que es superlativo en ese voladizo de gitanillas que se puede contemplar desde su singular suelo de chino cordobés. Única es también, por ejemplo, esa fuente artesanal cuya boca son tejas árabes de las que brota agua.

Las familias que lo habitan intentan todos los años cambiar la decoración de cara a la Fiesta de los patios, tratando de darle un colorido distinto, algo que consiguen con mucho éxito. Concursa en arquitectura antigua porque la reforma apenas tocó la estructura de este palacete renacentista que llegaba hasta la plaza Regina.