Pasado colonial

Bélgica revisa su pasado colonial en una exposición sobre zoológicos humanos

  • El municipio de Tervuren acoge una exposición sobre el fenómeno de exhibición humana

Bélgica revisa su pasado colonial en una exposición sobre zoológicos humanos

Bélgica revisa su pasado colonial en una exposición sobre zoológicos humanos

El municipio belga de Tervuren, a las afueras de Bruselas, albergó en 1897 un zoológico humano con más de 250 congoleños y ahora, 125 años después, acoge una exposición que analiza el fenómeno de las exhibiciones humanas, en un intento de revisar el pasado colonial del país y "deconstruir" el racismo.

La muestra Zoos Humanos, que estará abierta hasta el 6 de marzo en el Museo de África de Bélgica, trata de reparar la memoria de las personas que fueron exhibidas en este tipo de eventos y, además, también aspira a "romper todos los mitos de la colonización", según explica a EFE el historiador y antropólogo Maarten Couttenier, uno de los comisarios de la exposición.

"Dado que la propaganda colonialista duró tantas décadas, yo creo que aún necesitaremos varias décadas más para terminar de desmontarla del todo", lamenta el experto.

Para lograr este objetivo, la exposición recupera imágenes de los zoos humanos y usa, paradójicamente, todo tipo de carteles y de materiales que sirvieron para reproducir estereotipos racistas: desde un compás para medir el cráneo de los congoleños, hasta un póster que compara el cuerpo de un africano con el de un gorila.

"Hemos decidido exhibir las imágenes de la propaganda colonial. Algunos pueden pensar que así reafirmamos el racismo, pero creo que necesitamos estas imágenes para realmente deconstruirlo y superarlo en un futuro", asegura Couttenier.

Con todo, el comisario asegura que los zoológicos humanos no son una particularidad belga, si no que se trata de un "fenómeno occidental" que, según sus estimaciones, fue visitado por más de 1,5 billones de personas entre los años 1810 y 1940, y para el que se usaron "como a animales" a más de 30.000 figurantes.

"Se construyeron en un período en el que aún no existía la televisión, había un cine muy limitado, las fotos también eran inusuales, la gente no viajaba ni a África ni a Asia... Los zoos humanos eran la única oportunidad de ver a gente africana. Eran eventos extraordinarios que tuvieron un éxito masivo", explica.

El comisario apunta que, en estas exhibiciones, el público blanco "creía que iba a ver a caníbales", ya que en el imaginario occidental de la época se consideraba que los africanos eran "personas primitivas y salvajes", unos clichés que, lamenta, "aún perduran hasta hoy en día".

Además, Couttenier detalla que, a menudo, los visitantes también tiraban plátanos y cacahuetes para burlarse de los figurantes, que eran reclutados desde las colonias y llegaban forzados a los zoológicos de Europa, donde vivían en malas condiciones, luchando contra el frío y las epidemias.

"Debían recrear escenas de su vida cotidiana, o escenas de cómo los europeos creían que era la vida cotidiana en África: cocinar, bailar, cantar, navegar en barco por un río... Pero yo creo que eso no era la vida real congoleña. Se ponía el acento, de nuevo, en lo extraordinario y lo fantástico", asevera.

Sin embargo, el comisario advierte de que las exhibiciones humanas eran un instrumento más de la propaganda colonial, y que plasmaban unas escenas idílicas que "no reflejaban la realidad" que se vivía por aquel entonces en África.

"Mientras en Europa se montaban zoos humanos para mostrar una buena imagen de las colonias, al mismo tiempo, allí los nativos eran asesinados y los blancos se lanzaron a una conquista militar que después acabó con la explotación económica de la región", manifiesta Couttenier.

Y pese a que los zoológicos de personas puedan parecer un episodio lejano, el comisario advierte de que es "un tema que aún no tiene final", y recuerda que en la localidad belga de Yvoir, en 2002, se recreó con figurantes una aldea de una tribu pigmea para, supuestamente, difundir un proyecto humanitario en África.

"No me sorprendería en absoluto si la próxima semana volviese a pasar algo similar en algún otro país de Europa", sentencia.

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