La Pasión

La pasión del Alcázar Viejo

  • El barrio de San Basilio volvió a volcarse con su cofradía, que tiene uno de los recorridos más espectaculares de la Semana Santa.

San Basilio en estado puro. Casas blancas y calles estrechas, suelos empedrados y patios de vecinos. El casticismo de Córdoba elevado a su máximo exponente. El antiguo barrio del Alcázar Viejo luce bello, más que de costumbre, quizás sea porque se esté preparando para recibir a su Señor, o a su Virgen, o porque ya está ultimando los detalles para su mes de mayo, para volver a mostrarse al mundo con su mejor carta de presentación. En cualquier caso, el ambiente primaveral, casi veraniego, se apodera de sus calles. En la fuente situada junto al Alcázar de los Reyes Cristianos hay cola, y el puestecillo que normalmente vende churros hace ahora su agosto con la venta de granizadas de varios sabores. Hace calor. Mucho calor. Y cuando uno cruza el arco de Caballerizas tiene la sensación de estar entrando a un pueblo.

Diez minutos antes de que la hermandad de La Pasión ponga su cruz de guía frente a la puerta de la parroquia de Nuestra Señora de la Paz, las dos aceras de la calle Enmedio se encuentran asediadas, fundamentalmente aquella en la que da la sombra. Los costaleros se saludan efusivamente, se abrazan. Saben que la salida es inminente y que nada ni nadie puede impedirlo. La mayoría de ellos llevan camisetas color violeta que conmemoran el 75 aniversario de la fundación de la hermandad , un hecho que añade un plus de exclusividad a la estación de penitencia de esta corporación, que presidió hace poco más de un mes el Vía Crucis de las hermandades cordobesas.

Con puntualidad británica el cortejo inicia su camino y comienza a recorrer una de las primeras calles de un itinerario marcado por la belleza de sus calles -de hecho, la mayor parte de su recorrido es Patrimonio de la Humanidad-. Tras salir de su sede canónica, los nazarenos enfilan la calle de Enmedio, lo cual crea un poco de confusión entre los devotos que esperaban en la calle San Basilio, por donde discurrió el cortejo el año pasado tras su salida procesional. Finalmente, Jesús de la Pasión, imponente, se deja ver por Enmedio bajo el acompañamiento musical de Santo Tomás de Villanueva, de Ciudad Real. Se escucha Alma de Dios, los costaleros ofrecen un recital, y se presenta la oportunidad perfecta para que la talla anónima del siglo XVII luzca su nueva túnica, cuyo cíngulo se mece al compás. El Nazareno, enjuto y encorvado por el peso de la cruz con la que carga, avanza lentamente bajo un sólo de corneta que deja mudo a San Basilio.

Cuando el primer paso atraviesa el arco de Caballerizas Reales, el rojo palio de María Santísima del Amor, con exorno floral blanco y acompañada de San Juan Evangelista, sigue los pasos de su hijo bajo la interpretación musical de Nuestra Señora de la Consolación de Huelva. Acaba de dar comienzo la pasión de San Basilio. Aún queda por delante un largo camino de belleza.

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