Magno Vía Crucis de Córdoba: La vía sacra de Occidente en un día espléndido y lleno de contrastes

Cofradías

La ciudad brilla en una tarde-noche de otoño para el recuerdo con un desfile procesional de fe, esperanza y solemnidad

Hubo retrasos y el cuarto bloque sufre variaciones en su orden de paso por el itinerario oficial

Magno Vía Crucis de Córdoba o cómo vivir la Semana Santa en un día

El Cristo de las Aguas de Palma del Río, ante la tribuna de autoridades.
El Cristo de las Aguas de Palma del Río, ante la tribuna de autoridades. / Luis Navarro

Córdoba se inundó de sentimientos, de fe, de devoción y de una rica variedad de su patrimonio cofrade. La Pasión, Muerte y Resurrección del Señor en un solo día. Alejados de la Semana Santa, pero con la presencia de 12 imágenes de la provincia que elevaron este Magno Vía Crucis con el que se conmemoraba el 600 aniversario de este rezo en Occidente por el Beato Álvaro de Córdoba. Los devotos, fieles y turistas se entremezclaron en una tarde-noche de otoño cargada de recuerdos y de singularidades, con pasos y tronos. Sin olvidar la santería aracelitana y el rico momento que viven las formaciones musicales, también las cordobesas. Córdoba vivió un día histórico cargado de rezos y de contrastes en un día espléndido de otoño.

Lejos de los ecos de la primavera, donde el azahar invade con su olor cada calle de la ciudad, Córdoba disfrutó de una tarde-noche de cofradías en pleno otoño. El sol brilló con fuerza en las primeras horas de este Magno Vía Crucis. Con una puntualidad británica, la Real Hermandad de la Oración en el Huerto de Cabra fue la primera en partir hacia la Santa Iglesia Catedral desde la parroquia de San Fernando cuando todavía no eran ni las 15:00. Con los sones de la Agrupación Musical de la Redención, el Señor de las Penas lució en la capital de la mejor manera posible. La imagen de Juan Manuel Miñarro, autor que ejecutó también los apóstoles que acompañan al titular de la corporación egabrense, dejó imágenes para el recuerdo desde la Huerta de la Reina hasta el primer templo de la diócesis.

La tarde avanzaba y las imágenes de este magno desfile procesional empezaban a salir de sus respectivos templos. Los fieles, devotos y turistas se entremezclaban por una ciudad que se inundó de fe y devoción. Los cofrades llegaron desde muchos puntos de la provincia y también de Andalucía, incluso hubo también gente de fuera de la región que vino a disfrutar de este gran acontecimiento. El cielo azul daba confianza a vivir un día espléndido. Tras el paso del Cristo de las Aguas de Palma del Río por la iglesia de la Trinidad, muchos de los presentes decidieron permanecer en su sitio. A la espera del paso de otra de las imágenes de este Magno Vía Crucis por esta misma zona, algunos decidieron tomar el sol de cara pese a que el verano ya quedó atrás.

El Señor de los Afligidos, a la entrada en la Catedral.
El Señor de los Afligidos, a la entrada en la Catedral. / Luis Navarro

La Banda del Sol de Sevilla aguardaba por Lope de Hoces antes de desfilar de nuevo tras el Señor de la Sentencia. Las imágenes caminaban hacia la Santa Iglesia Catedral. La zona de San Fernando o la de Fleming eran los puntos claves para acceder al recorrido común. Sin embargo, las hermandades de la provincia, que transitaron por pleno centro de la ciudad, brillaron con luz propia. Los aplausos se multiplicaron al paso del Señor de la Columna de Priego de Córdoba por la Plaza de las Tendillas o el del Señor de los Afligidos tras girar hacia Diego de León.

Muy cerca de la Plaza de las Tendillas, en Capuchinos, la Virgen de la Paz y Esperanza, alejada del Miércoles Santo, giraba en sus primeros metros hacia la casa de la hermandad donde aguardaba su salida la Virgen de los Dolores, la Señora de Córdoba. Después, la Paloma de Capuchinos, con su palio ochavado, avanzó con paso firme entre las flores que le caían del cielo y las plegarias en forma de música que le regalaba la Banda del Arahal. La imagen de Juan Martínez Cerrillo, que hace apenas tres años en otro mes de octubre fue coronaba canónicamente, estrenó para esta ocasión un tocado de punto Duquesa y punto de aguja del siglo XIX con pañuelo a juego, así como un ramillete de olivo y azahar en plata y pedrería, obra de Rafael González, donado por un grupo de hermanos y devotos de la corporación del Santo Ángel.

El Señor de la Columna de Lucena, en Maese Luis.
El Señor de la Columna de Lucena, en Maese Luis. / Miguel Ángel Salas

La ciudad era un hervidero de sentimientos y la temperatura en este segundo sábado de octubre acompañaba para disfrutar aún más de esta histórica jornada cofrade. El brillante sol fue cayendo a lo largo de la tarde. Antes de que anochesiese, el Cristo de San Álvaro partió desde San Basilio para presidir este magno desfile procesional en un altar en la calle Torrijos. A partir de ahí, el recorrido común se abrió con el inicio del primer bloque de este Magno Vía Crucis. Sin acompañamientos musicales, La Música de Dios de Manuel Roldán sonaba en los aledaños del primer templo de la diócesis.

Como se podía preveer, un desajuste podía descolocar la milimetrada hoja de ruta realizaba por la vocalía de estación de penitencia de la Agrupación de Cofradías, que hizo un laborioso trabajo para encajar el paso de 34 imágenes, 12 de ellas de la provincia, por el itinerario oficial. Con las calles repletas de gente, algunos caminaban de un lado hacia otro buscando pasos y otros decidieron permanecer en su sitio, llegaron los primeros retrasos. El paso por Capitulares de la banda de Tres Caídas, que abrió el cortejo del Señor de la Columna de Lucena, hizo que las Angustias de Córdoba, esa gran joya de la Semana Santa cordobesa que labró Juan de Mesa, tuvo que esperar en San Pablo a que pasase toda la corporación aracelitana, con su particular caminar, hacia Alfonso XIII. A partir de ahí, tocó realizar muchos ajustes, pero fue complicado ya recuperar los tiempos.

Nuestro Padre Jesús Caído de Aguilar de la Frontera, a su salida de San Francisco.
Nuestro Padre Jesús Caído de Aguilar de la Frontera, a su salida de San Francisco. / Miguel Ángel Salas

Con media hora de retraso llegó la Virgen de las Angustias, que recuperó tiempo por el camino, al inicio del itinerario común. Lo hizo con el Cristo de las Aguas de Palma del Río y el Crucificado de la Caridad de Pozoblanco ya en el interior de la Santa Iglesia Catedral. Además, Nuestro Padre Jesús del Calvario, que tuvo que aguardar más de lo esperado para iniciar su recorrido de vuelta, enfilaba por el Patio de los Naranjos, mientras que el Señor de la Fe de su Sagrada Cena estaba en la Puerta del Perdón para poner el punto y final a su recorrido de ida hacia el primer templo de la diócesis.

Tras las imágenes relacionadas con el vía crucis o el Beato Álvaro de Córdoba, el Magno Vía Crucis prosiguió con unos instantes brillantes. Llegó la noche y los cruces de imágenes se fueron complicando. El Señor del Caído de Aguilar de la Frontera tuvo que aguardar 40 minutos para poder salir del Compás de San Francisco. De hecho, su cruz de guía tuvo que volver hacia atrás tras salir a la calle San Fernando, donde ya estaba el cortejo de María Santísima de la Esperanza. Esto hizo que los tiempos no se pudiesen cumplir como era el deseo del colectivo de corporaciones, que mantuvo la calma en todo momento porque la ciudad estaba disfrutando de las diferentes maneras de vivir la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Córdoba fue la Vía Sacra de Occidente en una noche espléndido de otoño de pleno siglo XXI.

El Cristo de la Caridad, ante el Arcángel San Rafael en el Puente Romano.
El Cristo de la Caridad, ante el Arcángel San Rafael en el Puente Romano. / Miguel Ángel Salas

Ese retraso en los tiempos marcados dejó imágenes como la de Nuestro Padre Jesús de la Columna de Lucena y la Virgen de las Angustias de Montoro en plena Plaza de las Tendillas. Además, el Señor del Huerto, que brilló con los sones de Pasión de Linares, lo hizo por un recorrido inusual en sus habituales Domingos de Ramos al pasar por Tendillas, Gondomar, Trinidad y Fleming. Poco después, Nuestro Padre Jesús Caído de Aguilar de la Frontera, tras su espera en el Compás de San Francisco, pudo caminar por las calles de la ciudad, pero impidió que el Señor de la Sentencia pudiese seguir su recorrido, lo que motivó que estuviese parado casi una hora en la calle María Cristina.

La ciudad rezaba y disfrutaba a partes iguales de una jornada para el recuerdo, un día histórico. Era la primera vez que 34 imágenes caminaban hacia la Santa Iglesia Catedral. A pesar del complicado engranaje, el paso de las imágenes por la carrera oficial se fue llevando a cabo sin atisbo de problema alguno. El segundo bloque se completó tras la presencia de la Oración en el Huerto de Cabra, el Nazareno Rescatado, el Señor de la Columna de Priego de Córdoba, Nuestro Padre Jesús de la Coronación de Espinas, el Señor de los Afligidos de Puente Genil, el Señor de la Pasión, el Cristo de Zacatecas de Montilla y la Virgen de las Angustias de Montoro.

El Cristo del Remedio de Ánimas, por Cardenal Herrero.
El Cristo del Remedio de Ánimas, por Cardenal Herrero. / El Día

Acto seguido, fue el turno del bloque tercero, el de las Esperanzas. La Virgen de la O, desde Fátima, volvió al primer templo de la diócesis. No fue la primera vez para la titular de la hermandad de la O, que tuvo en noviembre de 2021 su salida extraordinaria por su 25 aniversario. Posteriormente, la Esperanza del Valle llegó al itinerario común tras avanzar desde la iglesia del Beato Álvaro de Córdoba sin seguir por primera vez los pasos del Señor de la Fe en su Sagrada Cena. Desde San Andrés, María Santísima de la Esperanza, con los sones de su banda, brilló también en esta tarde-noche histórica, al igual que la Virgen de la Paz y Esperanza, que cerró el tercer bloque de gran acontecimiento.

Con una hora de retraso sobre la hora estipulada Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto avanzó por la Puerta del Perdón. Tras Él, el resto de imágenes del cuarto y último bloque de este Magno Vía Crucis. Eso sí, hubo cambios sobre lo estipulado porque todo iba en el orden previsto, con la entrada del Prendimiento, el Perdón y Redención. Sin embargo, el atraso de Sentencia hizo que el Nazareno avanzase antes por el recorrido común que el titular de la corporación de Sentencia e incluso que el de Columna de Lucena y el de Coronación de Fernán Núñez. Sin olvidar la presencia del Señor del Buen Suceso, Cristo de la Expiración de La Rambla, el Cristo de la Conversión, el Cristo de las Penas, el Cristo del Remedio de Ánimas, el Señor del Santo Sepulcro de El Carpio, la Virgen de los Dolores y el Señor Resucitado, que cerró este primer gran día con su entrada en la Santa Iglesia Catedral ya en la madrugada del domingo.

La Virgen de los Dolores, por Cardenal Herrero.
La Virgen de los Dolores, por Cardenal Herrero. / El Día

Más allá de acumular minutos de retrasos o cambios de imágenes al paso por carrera oficial para ajustarlo todo a la medida, Córdoba disfrutó de una tarde-noche de otoño que fue histórica. La ciudad, envuelta en un halo de esperanza y también de solemnidad, rememoró el 600 aniversario del rezo del Vía Crucis en Occidente por parte del Beato Álvaro de Córdoba, patrón de las hermandades cordobesas. La ciudad vivió un día de contrastes con imágenes que quedarán para el recuerdo de todos los presentes. Córdoba fue la Vía Sacra de Occidente en una cita inolvidable.

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