Cofradías

Raúl Muñoz realza a Córdoba y su Semana Santa en el pregón de la juventud

Raúl Muñoz, durante un momento del pregón de la juventud.

Raúl Muñoz, durante un momento del pregón de la juventud. / Miguel Ángel Salas

La iglesia de San Pablo acogió este sábado el pregón de la juventud, a cargo de Raúl Muñoz Gallardo, hermano del Remedio de Ánimas, del Caído y de la Virgen del Socorro. En su disertación, hizo un guiño a Córdoba, a sus Cristos y sus Vírgenes, aunque sin olvidar a sus devociones. Fue un relato personal y brillante, en el que el pregonero transmitió sus emociones a través de los recuerdos de su ciudad y de su Semana Santa.

Arropado por las autoridades y los grupos jóvenes de las cofradías cordobesas, Raúl Muñoz, a sus 21 años, arrancó el pregón con un guiño a Córdoba, una ciudad que "no necesita comparaciones, no le hacen falta los títulos ni otros honores, si la declaración más perfecta es el beso a sus Dolores, una oración contemplativa, ante el Cristo de los Favores, de forja y piedra que alumbra la luz de ocho faroles".

No se olvidó de la primavera cordobesa porque "a mayo lo tiene rendido, y con él quedan prendido las flores de patios y balcones". Córdoba, la ciudad "de las tres culturas", fue el inicio con el que Raúl Muñoz fue detallando con una gran brillantez y de una forma muy personal sus vivencias y emociones. También tuvo un bonito gesto ante las hermandades de la Expiración y del Rocío, titulares de ambas cofradías que tienen su sede canónica en la iglesia de San Pablo.

Con la llegada de marzo, donde "el olor ya es diferente", Raúl Muñoz no se olvidó de San Rafael y de los diferentes Triunfos al Custodio que hay en la ciudad. Tampoco lo hizo de las diferentes puertas que dan acceso al Casco Histórico de una Córdoba que pone la mirada en San Lorenzo para que arranque la Semana Santa. "Vino, se fue, y se queda, para dejarte enamorado en la noche que ya bosteza, pues ya viene lo anunciado, sin anuncio en cartelera, vestida de nazarena, que ya viene la Semana, y la Pasión más Cordobesa", apuntó en su relato el pregonero.

Posteriormente, Raúl Muñoz se centró en las imágenes de Cristo en Córdoba. Con un guiño al Rey de Reyes, al Nazareno, al Calvario y a las hechuras de la Semana Santa cordobesa, como el Señor de la Santa Faz, de la Redención, del Prendimiento, de la Clemencia, Conversión o Bondad. "Si la muerte está llegando al Amor en frío velo, el alma que es Remedio, Caridad, Salud y Gracia, Y Córdoba se hace Cruz de amor de celo, hasta el llanto de las flores es silencio", continuó en su alocución.

Raúl Muñoz, durante un momento del pregón. Raúl Muñoz, durante un momento del pregón.

Raúl Muñoz, durante un momento del pregón. / Miguel Ángel Salas

Tampoco se olvidó de María en Córdoba en su disertación el pregonero de la juventud. Con guiños a las grandes imágenes de vírgenes de la ciudad, entre las que está la del Socorro Coronada, alcaldesa perpetua de Córdoba y de la que es hermano un Raúl Muñoz que no pudo olvidarse de la Señora de Córdoba, de la Virgen de los Dolores.

"La madre dolorida, que sin mancha ni pecado, nos trajo de ella clemencia, y que sin mantilla, ni palio, es la joya cordobesa, y el icono deseado", apuntaba el pregonero sobre la Señora de Córdoba, a la que "si tienen alguna duda, a quien mandar las oraciones, da igual el lugar, la hora, que en esta misma ciudad, siempre recibirás los perdones, entre rejas en la catedral, o al subir cuatro escalones, siempre encontrarás a la Señora, que es la Virgen de los Dolores".

En la recta final del pregón, Raúl Muñoz se centró en los titulares de sus hermandades de penitencia, la del Remedio de Ánimas y la de Jesús Caído. "Una luz que en el sagrario se hace aviso para indicarnos que el Rey de Reyes se encuentra tras la minúscula puerta del tabernáculo, como en la tarde aún despierta del Lunes Santo, cuando Cristo, Remedio nuestras almas, sale más abatido que cualquier otro día del año, por el arco ojival de la iglesia de San Lorenzo, momento que para nadie deja indiferente, igual que Él; quién a la vuelta es luz entre toda tiniebla, en la penumbra de la noche, es luz al final del sendero, ese que siempre nos marca, con destellos de hilos de hojilla a sus espaldas", relataba primero sobre el Cristo de Ánimas.

"Yo también lo encuentro, y es luz resplandeciente, en ese primer Jueves que reluce más que el sol, pues el mismo sol se posa en lo más alto de la Cuesta de San Cayetano, a modo de calvario cordobés, para clavar sus rodillas, toreras, enseñándonos que una, dos, tres caídas son solo baches en el camino, pues Él mismo que está caído, sigue levantándose una y otra vez", apuntaba sobre el Señor de los Toreros.

Para terminar el pregón llegó su recuerdo a la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, "amiga, hermana, maestra, que en mi casa es la Sole, y el Mayor Dolor para la Cuesta". "Me despido como empecé, declarando a los cuatro vientos, ayer, hoy, mañana y siempre, al desvelo en todos mis sueños, al sol del amanecer y el Dolor en el Carmelo, y de mis dudas el apelo que mi madre que siempre estará en la tierra o en el cielo, que por nombre es Soledad mi beso que es el tuyo, y que para Ti es un Te quiero". Así cerró Raúl Muñoz su brillante disertación.

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