Semana Santa

'La Pasión' volvió a colgar el cartel de no hay billetes en una entregada Montilla

  • La representación de los últimos días de la vida de Jesucristo tuvo ayer llenos absolutos en sus dos sesiones · Más de 400 personas hicieron posibles las 17 escenas en las que se desarrolla la obra

Es ya un clásico y volvió a colgar, una edición más, el cartel de no hay billetes. La representación dramática de La Pasión cumplía ayer 18 años, aunque en Montilla dan buena fe, con llenos espectaculares en sus dos sesiones -a las 18:15 y a las 21:30-, de que su mayoría de edad llegó desde la primera vez que se hicieron carne en la ciudad vitivinícola las escenas bíblicas que relataron en el Nuevo Testamento San Juan, San Marcos, San Lucas y San Mateo. Sin embargo, La Pasión comenzó ciñiéndose en sus orígenes a La Divina Tragedia, escrita por el jesuita José Julio Martínez. Luego, el texto evolucionó de la mano del montillano Rafael Delgado Luque-Romero, quien cuentan en esa ciudad que ha conseguido dotar de una mayor agilidad a las 17 escenas de las que se compone el que es uno de los referentes culturales y religiosos de la Semana Santa cordobesa.

No cabía ni un alfiler. En Montilla, La Pasión se vive con mucha pasión, como lo atestiguan los espectadores llegados de otros muchos puntos de la provincia y que no pierden detalle de un espectáculo grandioso al que dan vida unas 400 personas, entre actores, tramoyistas, acomodadores y personas de apoyo. Todos ellos bajo la dirección de Rafael Delgado y José Ferreira.

Los asistentes vivieron con pasión la intensidad dramática de la desesperación de Judas, la cruda dureza de la calle de La Amargura. Y con cierta espiritualidad contenida la Última Cena. No hubo ni un sólo espectador que perdiera detalle ante la magnitud de la puesta en escena.

Parecían escenas de la Semana Santa montillana en las que las imágenes que salen en procesión por las calles habían tomado vida. Esas escenas guardan un innegable parecido con los pasos de esa Semana Mayor: la Entrada Triunfal en Jerusalén, la Santa Cena o el Prendimiento recordaron en su vestuario, en su presentación o en sus gestos a los desfiles procesionales que, a partir de hoy, comienzan a tomar la ciudad. Esa intensidad dramática de la obra es tal que obliga a que sean dos actores los que den vida a Jesús, uno por sesión. El momento más complicado es el del descendimiento.

Según apuntaron desde el Ayuntamiento montillano, en sus ediciones anteriores, "cerca de 65.000 espectadores han podido disfrutar de esta representación escénica que cuenta con 1.500 metros cuadrados de decorado y un presupuesto superior a los 13.000 euros".

Como saben muy bien en la ciudad del vino, el proyecto de poner en escena los últimos días de la vida de Jesús de Nazaret surgió a principios de los 90 en el seno de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Montilla, tras una idea de su entonces máximo dirigente, Rafael Delgado. La falta de recursos económicos obligó en aquel momento a buscar una llamativa y curiosa fuente de ingresos con una actividad que llegó a entrar en el libro Guinnes de los récords. La organización se marcó el objetivo de crear un enorme tapiz formada por monedas de cinco pesetas sobre el suelo de la céntrica plaza de la Rosa. Fue un 13 de febrero y de esa forma se reunió el dinero para adquirir decorados, vestuarios y atrezzo de la obra religiosa.

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