Martes Santo en Puente Genil: Jesús de los Afligidos abre la jornada, seguido por El Calvario y el Cristo del Silencio

Son tres las cofradías que hacen estación de penitencia por las calles de Puente Genil cada Martes Santo. A primera hora de la tarde comienza la jornada con el recorrido la Cofradía de Jesús de los Afligidos en su Presentación al Pueblo y la Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos, que parte desde su casa hermandad.

Se trata de una cofradía compuesta en su mayoría por jóvenes de Puente Genil, de ahí que también se le denomine como de los Estudiantes, y comenzó a procesionar en 1990. Sin duda, el paso del Señor de los Afligidos es uno de los mejor llevados de toda la Semana Santa pontana, mientras que el acompañamiento musical corresponde a la Agrupación Musical de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos, una de las más prestigiosas de Andalucía y que levanta numerosos aplausos a su paso.

Algunos de los mejores lugares para contemplar este cortejo procesional son a su paso por la cuesta Baena y por la sede canónica del ex convento de Los Frailes.

La segunda procesión del Martes Santo en Puente Genil es la protagonizada por la Cofradía del Santísimo Cristo del Calvario y Nuestra Señora del Consuelo, a las 21:00, que también inicia su estación de penitencia desde su casa hermandad.

La autoría del Cristo, que es del siglo XVII, es anónima y fue restaurada en 1991. Por su parte, los ladrones crucificados Dimas (el bueno) y Getas (el malo) son del año 1949, aunque se restauraron en 1982.

Uno de los aspectos más importantes es el exorno floral y el trabajo de los costaleros de este paso, al igual que el manto del palio de la Virgen del Consuelo. Se trata de una obra cuyo origen se remonta al siglo XVIII y es de estilo barroco.

Entrada ya la noche y casi al filo de la madrugada, es el turno de la Cofradía del Santísimo Cristo del Silencio, que inicia su estación de penitencia desde la parroquia de Nuestra Señora del Carmen la Cofradía el Santísimo Cristo del Silencio.

En este caso, se trata de una procesión solemne, en la que el respeto marca el recorrido de un Cristo –extraordinaria obra del joven artista local Jesús Gálvez– que es portado por varios hermanos y que año tras año gana en número de devotos y fieles.