Lágrimas de pasión trinitaria
El rescatado
El riesgo de precipitaciones deja al Señor de Córdoba sin hacer estación de penitencia


SEÑOR de Córdoba, Señor de los Padres de Gracia. El mismo y el único que tiene el honor de cerrar una procesión. Por sus innumerables devotos, por los incontables secretos que recibe en confesión cada viernes, por su mirada, por su respeto y por su fe. Por todo ello y más, El Rescatado se refugió en su templo y no hizo estación de penitencia. La lluvia y la tormenta pasan, como todo en la vida, pero el Señor de Córdoba sigue férreo. Como la fe de los cientos de fieles que a pesar de todo y a pesar de las previsiones meteorológicas aguardaron de manera estoica a la espera de un milagro y que el cielo abriera en la ciudad para que el Nazareno saliera a la calle el Domingo de Ramos de 2016, un año en el que su hermandad, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado y María Santísima de la Amargura, cumple los primeros 75 años de su constitución.
Tras pedir media hora de tregua, los malos augurios climatológicos se cumplieron. Y en la plaza de los Padres de Gracia, bajo un cielo plomizo de esos que amenazan lluvia y que esconden el sol, comienzan los murmullos y los gentiles comentarios, como el de tres vecinas del barrio, que discuten sobre la conveniencia o no de salir de la cofradía. "Es que el paso vale mucho", dice una de ellas, a lo que otra responde: "Es que si salen y les coge la lluvia no tienen dónde resguardarse".
Y así, entre suspiros de espera, comentarios sin maldad, miradas al cielo y mil y una consultas a las aplicaciones meteorológicas del móvil, la hermandad del Rescatado decide no ponerse en la calle. "Es normal, no pueden arriesgarse tanto", considera una de las tres mujeres que minutos antes discutían. Una decisión que comenzó como un murmullo, muy bajo, casi inaudible, como si nadie quisiera confirmarlo, pero que se extendió como la pólvora en la plaza de los Padres del Cristo de Gracia, que se recompuso al momento y ordenadamente empezó a formar filas para ver al Señor de Córdoba. "Mira, cada vez que llueve es así: dentro los hermanos rezan a los titulares y luego abren las puertas para ver al Rescatado", relata otra de esas tres mujeres, que insiste en dejar claro que en Córdoba "los viernes, todos los del años, son para el Rescatado, mientras que los jueves, están reservados para Santa Gema". Sabiduría y devoción popular que rebosa en Trinitarios y que describe a la perfección la escena que se vive en el interior.
Acompañado de María Santísima de la Amargura, el Rescatado espera entonces la mirada de todos y cuantos acuden a él en esta tarde de Domingo de Ramos aciaga en cuanto al tiempo, pero que deja palpable la devoción por el Señor de Córdoba, en un templo que no dejó de recibir a fieles y devotos a lo largo de toda la tarde y hasta la madrugada.
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