Semana Santa

Un Jueves Santo ‘in albis'

  • El Nazareno, la Caridad, el Caído, la Sagrada Cena, Las Angustias y El Esparraguero descartan salir en procesión por la lluvia y exponen a sus titulares en sus sedes ante centenares de personas

Mujeres vestidas de mantilla en El Caído

Mujeres vestidas de mantilla en El Caído / Laura Martín

Jueves Santo para olvidar. Un Jueves Santo en el que las malas previsiones meteorológicas, temidas por cada una de las cofradías, se cumplieron y dieron al traste con las esperanzas de miles de personas. Un Jueves Santo en el que las nubes y la lluvia castigaron sin compasión alguna a las hermandades del Nazareno, la Caridad, el Caído, la Sagrada Cena, Las Angustias y el Cristo de Gracia.

Ninguna se atrevió sacar sus pasos a la calle. Un Jueves Santo en el que las lágrimas se apoderaron de los cofrades y en el que las cofradías intentaron compensar el disgusto con la apertura de templos y locales anexos a las parroquias para que todos aquellos que lo quisieran contemplaran y rezaran a los titulares las corporaciones hasta la madrugada. Un Jueves santo in albis.

El Nazareno

Paso de la Hermandad del Nazareno Paso de la Hermandad del Nazareno

Paso de la Hermandad del Nazareno / Juan Ayala

Las puertas de la iglesia hospital de Jesús Nazareno no se abrieron a la hora anunciada –las 17:20– para que el Señor de los Señores avanzara sobre su peana de plata en un caminar costalero entre una larguísima hilera de nazarenos de riguroso luto. Al Señor de los Señores no lo pudo recibir –al contrario de lo que sí ocurre cuando sí sale en procesión– un tallado en piedra en la plaza ubicada frente a la puerta del templo padre Cristóbal de Santa Catalina, aquel sacerdote eremita que vivió su vida en la práctica de la oración y el silencio, que fundó la congregación de Franciscanas Hospitalaria de Jesús Nazareno y que murió por infección de la epidemia del cólera en 1690.

La hermandad había ya anunciado que Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima Nazarena finalmente no recorrerían las calles cordobesas, mientras en el interior del templo se vivían las típicas escena de frustración tras un año de espera cofrade.

La hermandad, por lo tanto, realizó su estación de penitencia en el interior del templo y tras ello, la corporación abrió las puertas del mismo para, tal y como la propia corporación destacó, “que el pueblo de Córdoba pueda visitar y rezar a nuestros Sagrados Titulares”. La iglesia permaneció abierta hasta aproximadamente las once de la noche.

Allí, Córdoba pudo comprobar una vez más cómo la sangre que brota de la frente del Nazareno atravesada por la absurda corona de espinas no se atrevía a manchar su túnica de cola bordada en oro sobre cárdeno terciopelo de seda, confeccionada por las hermanas franciscanas e inspirada en una antigua túnica que lucía anteriormente –francesa de la casa Recamiers y Compañía y fechada en 1773– .

A su lado, la más cordobesa de las vírgenes, aunque de ascendencia napolitana. María Santísima Nazarena, rota de dolor, sin entender por qué su Hijo tiene que morir por una humanidad que como Pilatos se lava las manos, pero repitiendo lo que aquel día le dijo a Dios: no lo entiendo, pero “hágase en mí según tu palabra”. Madre e hijo mostraron una vez más que no hay vida sin sufrimiento y que no se alcanza la gloria sin padecimiento.

La Caridad

Legionarios durante la salida del Cristo de la Caridad en San Francisco Legionarios durante la salida del Cristo de la Caridad en San Francisco

Legionarios durante la salida del Cristo de la Caridad en San Francisco / Juan Ayala

Tras conocerse que la Hermandad de El Caído y la del Nazareno habían decidido suspender su estación de penitencia, la de la Caridad pidió media hora de prórroga a la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba para su salida procesional con la esperanza de que el cielo se abriera y la lluvia desistiera de su amenaza de estropear el desfile. Finalmente, el Cabildo de Aguas de la Caridad decidió no emprender la Marcha.

Esa salida frustrada estaba prevista para las 17:00 y aproximadamente a las 18:00 la Hermandad decidió abrir las puertas de su templo para que el Señor de la Caridad asomara al Compás de San Francisco, donde aguardaban cientos de fieles y el Tercio Primero de la Legión Gran Capitán –con acuartelamiento en Melilla–, desplazado hasta Córdoba para acompañar a la imagen anónima del siglo XVI y que fue restaurada por Miguel Ángel Arjona. Inmediatamente, los legionarios le rindieron homenaje entonando el Novio de la Muerte.

Sobre un calvario de claveles rojos, en el que la hermandad había convertido el paso de misterio, el Señor de la Caridad también fue homenajeado por los cientos de fieles que a las puertas de San Francisco rompieron en aplausos al contemplar a una de las imágenes más señeras de la Semana Santa cordobesa.

La Hermandad de la Caridad decidió mantener las puertas de San Francisco abiertas hasta aproximadamente las 22:15, hora prevista para la entrada en el templo de la cruz de guía de la corporación de San Francisco si hubiera realizado su estación de penitencia. Si el tiempo lo permite, los legionarios también acompañarán el Viernes Santo en vía crucis –a las 11:00– al Señor de la Caridad, en esta ocasión, hasta la Mezquita-Catedral, para llegar de vuelta a San Francisco aproximadamente a las 13:00

El Caído

Pasos de Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad Pasos de Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad

Pasos de Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad / Laura Martín

Tras una leve lluvia antes de las tres de la tarde, el sol fue ganando terreno en el cielo a las nubes. Tanto que nadie quería imaginarse que las previsiones meteorológicas iban a resultar desalentadoras para la hermandad de San Cayetano.

Sin embargo, los malos pronósticos se cumplieron y minutos antes de que cumpliera el tiempo previsto de salida, la cofradía del Caído anunció que no iba a realizar su estación de penitencia del Jueves Santo. Una decisión que para muchos resultó incomprensible porque a esa hora de la tarde nadie podía, ni tampoco nadie quería presagiar –sin ser un experto en la materia–, que la lluvia iba a aparecer a lo largo del recorrido hasta la Mezquita-Catedral.

Desolación para muchos, incredulidad para otros, después de un año de espera y, sobre todo, para los más pequeños, los alumnos del colegio del Carmen, que son partícipes de esta hermandad de fuerte raigambre torera y de la que Manolete fue hermano mayor.

En un intento de dar consuelo a esas lágrimas que parecen que no van a tener fin y para las que no existe una explicación alguna, las puertas del local anexo al convento de San Cayetano se abrieron hasta bien entrada la madrugada para que los fieles pudieran contemplar y también rezar ante la belleza de los titulares de la hermandad: Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Dolor.

La Sagrada Cena

Nazarenos de la hermandad de la Sagrada Cena Nazarenos de la hermandad de la Sagrada Cena

Nazarenos de la hermandad de la Sagrada Cena / Laura Martín

En Poniente también llovió para asombro y pena de quienes se acercaron hasta la parroquia de Beato Álvaro de Córdoba. La hermandad de la Sagrada Cena, la única de la ciudad que rinde culto al misterio evangélico de la institución de la eucaristía que ayer se conmemoraba y que, además, este año iba a estrenar el paso de palio de María Santísima de la Esperanza del Valle, tampoco procesionó.

Una decisión que siguió el efecto dominó de la tarde. Así, la cofradía de Poniente se quedó sin hacer historia en la Semana de Pasión cordobesa al incorporar en 2019 a su cortejo procesional la imagen de María Santísima de la Esperanza del Valle, bendecida ahora hace 18 años y que tendrá que esperar a 2020 para hacerlo.

Tras comprobar que sus tres antecesoras –el Nazareno, la Caridad y el Caído– habían decidido no hacer estación de penitencia, la hermandad de la Sagrada Cena pidió media hora de cortesía a la Agrupación de Hermandades y Cofradías para tomar su decisión. Finalmente, las malas previsiones meteorológicas se cumplieron y la cofradía fundada en 1983 decidió no arriesgar su valioso patrimonio.

Mientras, en el entorno de la parroquia de San Beato Álvaro de Córdoba centenares de personas esperaban ansiosos la salida. A veces protegidos bajo los paraguas, otras veces con ellos cerrados. Es lo tiene la primavera, que en un instante puede borrar las ilusiones de una gran cofradía como ésta y dejar sin salir a sus 350 nazarenos de túnica blanca y que reunió tanto a vecinos de Poniente como del resto de barrios de la capital.

La cofradía comunicó en el interior del templo la decisión que, posteriormente, se conoció en la calle a través de las redes sociales y medios de comunicación. Asombro, decepción, hubo hasta quién puso en duda la fiabilidad de las previsiones meteorológicas, pero la decisión estaba ya tomada.

Las Angustias

Una mujer observa el paso de Las Angustias, en San Agustín Una mujer observa el paso de Las Angustias, en San Agustín

Una mujer observa el paso de Las Angustias, en San Agustín / Juan Ayala

La tradición manda que cada Jueves Santo se citen cientos y cientos de cordobeses en la plaza de San Agustín para dar la bienvenida a Nuestra Señora de las Angustias Coronada, a ese conjunto escultórico de Juan de Mesa –de principios del siglo XVII, restaurada en 1976 por Peláez del Espino y entre 2010 y 2011 por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico–. Pero, la amenazante lluvia acabó dictando que tampoco se abrieran las puertas de San Agustín para que iniciara su desfile procesional la Hermandad de las Angustias.

La corporación fundada en 1558 era la penúltima que debía iniciar ese recorrido por las calles de la ciudad y también fue la penúltima en anunciar que no lo haría. La Hermandad de las Angustias decidió abrir después las puertas del templo hasta las dos de la mañana para fieles y devotos.

No se pudieron por tanto escuchar por las calles de Córdoba la música de la Banda de Cornetas y Tambores de la Coronación de Espinas, que debía poner banda sonora al caminar costalero de un paso dirigido por el capataz Ángel Muñoz. Coronación de Espinas tenía previsto estrenar La belleza de un dolor, dedicada a las Angustias, durante la estación de penitencia.

Cristo de Gracia

Centenares de personas esperan para ver al Esparraguero Centenares de personas esperan para ver al Esparraguero

Centenares de personas esperan para ver al Esparraguero / Laura Martín

La lluvia también pudo con el Esparraguero. El Cristo de Gracia no pudo hacer estación de penitencia y llegar hasta la carrera oficial debido a las malas previsiones meteorológicas; la historia se repitió. No obstante, la hermandad abrió las puertas del portón anejo a la parroquia de los Trinitarios a eso de las 20:30 para que los fieles pudieran acercarse y rezar ante el Esparraguero, un paso cuyo capataz es Luis Miguel Carrión.

Aún así, fueron centenares de personas las que decidieron peregrinar hasta el Alpagate para descubrirse ante el Cristo de Gracia, talla de origen mexicano y que hace que sea única en la ciudad. Pero antes, las lágrimas de rabia e impotencia fluyeron sin compasión entre los hermanos de esta más que veterana cofradía –se fundó en 1736– para la dura estación de penitencia.

Unos llantos que no encontraron consuelo tras un año de preparación y expectativa que se vieron frustradas por la impertinente lluvia del Jueves Santo que frustró una de las grandes jornadas de la Semana Santa en Córdoba.

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