Fobias

Gimnofobia: el pánico a la desnudez propia y ajena

Gimnofobia: el pánico a la desnudez propia y ajena

Gimnofobia: el pánico a la desnudez propia y ajena / Google Images

Sobrepasa el límite del pudor hasta convertirse en una limitación. La aprensión a la desnudez, no sólo propia, sino también ajena, constituye una patología que representa un miedo irracional a exponernos como dios nos trajo al mundo, al natural. En consecuencia, el problema llega a tal punto que les impide disfrutar de la intimidad sexual, pero también de actividades de la existencia cotidiana, como ir a la playa o al médico, en las que es necesaria cierta exposición corporal.  

La obsesión y el nerviosismo que les genera a estas personas el hecho de tener que exhibir sus cuerpos puede derivar en ansiedad, angustia y estrés. Su padecimiento está estrechamente asociado a la inseguridad y la baja autoestima provocada por la constante comparación que estas personas hacen de sus propios cuerpos con los de otros.

Por influencia cultural, se tiende a pensar que esta fobia proviene de un trauma aunque no siempre es así. Pero en realidad la gimnofobia es causada por esquemas cognitivos erróneos, algunos relacionados con la autoexigencia y el querer complacer a otros. Unas expectativas que nunca son cubiertas y que tienden a no aceptarse a uno mismo.

También lo puede desencadenar otras causas. Aquellos que han pasado por un trauma sexual, por ejemplo, tienen un mayor riesgo de padecer esta fobia, en parte porque se sienten especialmente vulnerables cuando están desnudos o experimentan la desnudez como un evento desencadenante de aquel trauma. De la misma forma, las religiones y las culturas ultraconservadoras que desaprueben o vean un pecado en la desnudez también pueden generar este tipo de fobias. 

Otra de las causas, y cabe mencionarlo, es el culto al cuerpo. La nueva y creciente obsesión por lucir cuerpos que, según los parámetros del imaginario social, son considerados perfectos. Esta tendencia actual, apoyada y realzada en las redes sociales a la que tienen acceso los más jóvenes, puede derivar en complejos y disonancias con la propia realidad corporal.

En muchos casos, de hecho, la exposición prolongada al problema se traduce en trastornos dismórficos corporales en los que la persona se obsesiona con alguna parte de su anatomía y puede llegar a tergiversar completamente la realidad física.

La psicóloga y terapeuta Sara Escudero Núñez, directora del Centro Sara Escudero, una de las causas es el aprendizaje por condicionamiento. Ocurre en la infancia o la adolescencia. «Es un aprendizaje en el que tiene mucha importancia el significado que la persona da al ver una parte completa o específica de su cuerpo. Por ejemplo, "mi pene está deformado". Ese significado que le da a esa zona o a esa imagen genera una respuesta de ansiedad que hará que trate de evitar ver su desnudo o el de los demás».

Además, quienes padecen este tipo de fobia, al enfrentarse a una situación que los obliga a estar desnudos tienen síntomas fisiológicos como taquicardia y dificultades para respirar. La falta de seguridad «es un elemento fundamental», aclara Manuel Lucas Matheu, presidente de la Sociedad Española de Intervención en Sexología (SEIS) y delegado provincial de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. «Incluso suelen soñar que de pronto están desnudos en medio de mucha gente»

TRATAMIENTO

El tratamiento más eficaz es la psicoterapia. Una mezcla entre técnicas de relajación y desensibilización sistemática o acercamiento progresivo a los estímulos temidos.

La desensibilización sistemática sería la acción terapéutica más acertada, es decir, acercar de manera progresiva al paciente al objeto que le causa la fobia. Es importante que la persona conozca y entienda lo que le está pasando para que aprenda a bajar los niveles de ansiedad.

También es necesario que aprenda a valorar el defecto que cree tener, ese algo que percibe de manera distorsionada y que las consecuencias por las que teme anticipadamente no tienen porque ser las que él cree. 

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