Transportes Mejoras en el servicio de Alta Velocidad

El trayecto más corto a Cataluña

  • Renfe estrenó ayer el 'by-pass' de Madrid para que el AVE de Barcelona no tenga que parar en Atocha · El primer viaje se atrasó 40 minutos por la nieve, pero hoy se tardará 50 minutos menos en llegar a la ciudad condal

10.30

Esto tenía que haber sido la crónica del viaje más rápido por tierra jamás registrado entre Córdoba y Barcelona. Pero ha nevado y media España se ha paralizado. Ayer, Renfe estrenó con todos los honores posibles (cava incluido) el llamado by-pass de Madrid-Atocha-Getafe en la línea férrea de alta velocidad. Tras este nombre de dudosa estética se esconde una maravilla de la ingeniería que a partir de hoy (si no vuelve a nevar) dejará a Córdoba y Barcelona a una distancia de cuatro horas y 41 minutos de viaje por tren. Es decir, 50 minutos de reloj menos que ahora. ¿Por qué? Hasta el viernes por la noche, en pleno temporal siberiano, los trenes AVE entre Andalucía y Cataluña tenían que parar en la estación de Madrid-Atocha durante media hora. Desde ayer, una variante ferroviaria de apenas cinco kilómetros entre Vallecas y Getafe une las líneas de alta velocidad de Barcelona a Madrid y de Madrid a Andalucía, y evita así la engorrosa parada en la capital de España.

Pero Renfe no escogió el mejor día para estrenar su by-pass. Ayer, y por culpa de la nieve, la distancia entre la ciudad condal y la cordobesa se cubrió en cinco horas y 20 minutos. El tren llegó a Córdoba con un retraso de 40 minutos, sólo diez menos que el tiempo que se tardaba hasta ahora (algo más de cinco horas y media). Por eso, el de ayer fue el viaje por tierra más rápido jamás registrado entre estas dos ciudades. Pero hoy (si no hay nieve de por medio) se batirán todas las marcas. Esta es la crónica de lo que por sólo diez minutos fue el viaje más corto jamás registrado entre Cataluña y Andalucía por tierra.

El viernes fue un día duro para Renfe. Los paisajes de Aragón, La Mancha y la Comunidad de Madrid se parecían más a un invierno en la estepa rusa que al centro de España. Trenes atrapados en Calatayud (Zaragoza) y placas de hielo en las vías provocaron retrasos de hasta dos horas y cuarto. "Por cuestiones climatológicas, Renfe suspende su compromiso de puntualidad", susurraba una dulce voz a través de los altavoces de los trenes que, pese a su sutileza, le cambiaba la cara a los que ya se veían con el importe del billete reembolsado. Niet!

A las 10:10 de la mañana y en la estación de Barcelona Sants, la misma voz susurrante decía lo mismo y explicaba que se esperaba un retraso de al menos media hora en el viaje desde Cataluña hasta Málaga. Mientras, y a pie de vía, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, se rodeaba de una nube de periodistas para glosar las maravillas del by-pass, lo bien que se iba a poder viajar entre Barcelona y Andalucía, lo bueno que era el Ministerio de Fomento y, de paso, tranquilizar a los españoles porque tiene la seguridad de que el paro no llegará a los cuatro millones de personas.

A las 10:30 arrancaba el tren. Fuera, donde estuvo toda la noche lloviendo de forma torrencial, la temperatura era de 12 grados. Dentro, "hace más calor que en Córdoba en julio", bromeaba un pasajero andaluz, abonado al chiste fácil. Pero Renfe cuenta uno mejor. A esas horas de la mañana, unas sonrientes azafatas repartían cava para que los pocos (y atrevidos viajeros) que cogen una copa brindaran por este viaje inaugural del by-pass. Tiene su gracia.

Los 120 pasajeros que viajaban a bordo del Talgo Bombardier de Renfe se asomaban a la ventana y miraban la temperatura de las pantallas electrónicas. Amenazaba lluvia y el mercurio no paraba de bajar. Lo mismo nieva otra vez.

Como se preveía retraso, el maquinista apretó el acelerador y alcanzó velocidades próximas a los 300 kilómetros por hora. El tren llegaba con un minuto de adelanto a Camp de Tarragona. Eran las 11:05, había 11 grados y llovía de forma copiosa. La estación estaba casi vacía y en la ciudad que rivaliza con Córdoba para la Capitalidad Cultural Europea en el año 2016 sólo se subió un puñado de pasajeros. Sin tiempo ni para fumar, el tren volvía a arrancar.

Lérida sí que fue un hito ayer. Por vez primera, un tren que salió de Barcelona y que llegaba hasta Málaga paró en esta estación que está considerada como la puerta de la alta velocidad hacia los Pirineos. A las 11:22 se hizo la niebla. A las 11:31 el tren llega a la estación ilerdense con dos minutos de adelanto. Hacía mucho frío: cinco grados. Próxima parada: Zaragoza Delicias.

A las 11:55 empezaban a verse las primeras manchas de nieve. Todavía en Cataluña, al salir de Aragón, el termómetro caía hasta los dos grados centígrados. "Ni frío ni calor". Otro bromista. En este punto se hacían visibles los restos del temporal, el gran culpable del caos circulatorio en España. El tren comenzó a reducir la velocidad y fijó una marcha de crucero de 160 kilómetros por hora. El director de Servicios Transversales de Renfe, Felix Martín, explicaba -sobre la marcha- por qué se circulaba tan despacio. "Es por precaución. En las vías se forma hielo que a una velocidad de 300 kilómetros por hora es como piedras y puede dañar al tren. Por eso vamos tan despacio", y por eso los retrasos se iban multiplicando a medida que avanzaba la marcha.

Aragón ya era un mar de color blanco cuando el tren llegó con unos minutos de retraso a la espectacular estación de Zaragoza Delicias. Eran las 12:26 y el frío -apenas dos grados- cortaba la cara pese al resguardo de la estación. Las voces de los auxiliares de Renfe-AVE alertaban a los despistados. "Viajeros al tren", parecían decir con silbidos y gestos lejanos de brazos. Próxima parada: Córdoba, unos 700 kilómetros después.

A las 12:42 reapareció la voz susurrante. "Les informamos de que a partir de ahora habrá restricciones en la velocidad por culpa de la nevada" y de que el retraso será de entre 40 y 50 minutos. "Renfe suspende su compromiso de puntualidad por cuestiones climatológicas", etcétera, etcétera. Y es normal. A las 13:01 el tren circulaba a sus 160 kilómetros por hora de precaución por Calatayud y el paisaje era de postal. Sobre los coches se acumulaban dos cuartas de nieve y en la vía apenas se distinguían las traviesas. Era muy bonito y los pasajeros se apostaban en las ventanillas para sacar fotos. Todas preciosas.

A las 14:10 se divisaba el sky line de Madrid rodeado por un manto blanco. Llegó la hora de probar el by-pass. Durante diez minutos, el tren cambiaba su telemetría y equipos de seguridad (un paso necesario al pasar de una línea de alta velocidad a otra). A las 14:24 arrancaba y a las 14:26 ya había superado el rodeo. Las televisiones catalanas apenas tuvieron tiempo de hacer su entradilla y los responsables de Renfe casi ni disfrutaron del momento. Dos minutos más tarde, el tren ya circulaba a 265 kilómetros por hora. Seguía habiendo nieve, pero bastante menos. En los talleres de La Sagra (Toledo), el paisaje se volvía agreste, terrizo y encharcado. La nieve se diluía. Y, tras 700 kilómetros de un blanco interminable, todo volvía a la monótona realidad. Hasta la parada en Córdoba parecía la misma de siempre. El tren sólo había tardado diez minutos menos de lo normal. Pero es que había nevado.

A las 16:13 se produjo el segundo hito. Un tren de alta velocidad procedente de Barcelona hacía parada en la estación de Puente Genil-Herrera. Por primera vez, igual que en el caso de Lérida, la parada pontanesa subía unos grados más en el mapa ferroviario de España. Pero allí no había nieve. Hacía mucho frío y no llovía. Pero el AVE había llegado desde Barcelona y se convertía en la forma de viajar más rápida para esta ciudad. Aquí sí que no gana en velocidad ni el avión.

11.05

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14.10

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