Medioambiente

Así es el seto mejor conservado de la campiña de Córdoba: 90 especies, 1,7 kilómetros de longitud y hasta lianas

  • El límite entre Córdoba y Fernán Núñez es un espectacular macizo vegetal con una sorprendente biodiversidad que hasta ahora se desconocía

Imagen aérea del seto que separa Córdoba de Fernán Núñez.

Imagen aérea del seto que separa Córdoba de Fernán Núñez. / El Día

A un lado queda Córdoba y al otro, Fernán Núñez. Un estudio sobre la biodiversidad realizado por el Real Jardín Botánico y el Herbario COA identifica 90 especies de flora en el seto mejor conservado de toda la campiña, un espectacular macizo vegetal de 1.700 metros de longitud y unos cuatro de anchura que traza el límite entre los municipios. A un lado y a otro, quedan tierras de cultivo que en determinadas épocas del año se asemejan a desiertos, mientras en el interior del seto bulle la vida.

“Presenta una gran complejidad estructural ya que incluso presenta un estrato con lianas. Este nivel de biodiversidad dota al medio de servicios ecosistémicos de alto valor como sombras, conectividad ecológica entre especies, control de erosión, aumento de polinizadores e insectos auxiliares, mayor humedad o reservorios genéticos”, explica Mónica López, botánica y una de las autoras del estudio, que destaca el “perfecto estado de conservación” del seto.

De entre el casi centenar de especies, destaca una leguminosa llamada Hippocrepis scabra no citada hasta ahora en la campiña cordobesa. Este pequeño arbustillo de hasta 40 centímetros de altura es típico de espartales y tomillares y posee una característica semilla ondulada. También se ha documentado Euphorbia lagascae, que se cita como excepcional para la campiña, con apenas dos o tres poblaciones, así como Arenaria hispanica, Centaurea diluta, el matagallo Phlomis herba-venti y el altramuz del diablo o Anagyris foetida, todas ellas consideradas escasas para la zona.

“De hecho, se realizó un estudio paralelo en un lindero entre fincas, con gran simplicidad estructural y escasos servicios ecosistémicos y solo se identificaron 35 especies, todas ellas arvenses y muy comunes”, comparan los investigadores.

“A día de hoy, sabemos que los elementos del paisaje naturales, como los sotos, setos, bordes de caminos, árboles aislados o las islas de vegetación son espacios vitales para la conservación de la biodiversidad, la gestión del paisaje agrario y la ordenación del territorio. Lo que no sabíamos es que en ellos se pueden llegar a concentrar tan elevado número de especies de flora”, subraya López.

Fruto de esta inquietud, el Real Jardín Botánico lleva varios años desarrollando el Programa de Diversificación de la Campiña, que tiene por objetivo la recuperación de los valores paisajísticos de la comarca. Este plan propone sistemas alternativos a la simplificación del paisaje agrícola, la pérdida de la biodiversidad y el control de los procesos erosivos.

“En este sentido, también realiza una labor social, promoviendo entre todos los agentes que operan en el territorio municipal campiñés, como asociaciones agrarias, propietarios de fincas, administraciones públicas, comunidad científica, empresas del sector agroambiental y entidades financieras, la implementación de actuaciones de restauración de hábitats del paisaje”, abunda la experta.

“Hoy más que nunca en la historia del hombre es necesario un cambio de paradigma que nos conduzca a la conservación, por encima de todo proyecto, de los enclaves naturales que aún se conservan en nuestra campiña, así como la creación de nuevos lugares de encuentro entre la biodiversidad y el agricultor. No es cuestión de leyes, es cuestión de ética ambiental, y aquí el agricultor tiene mucho que decir”, llama a la reflexión.

El papel de los jardines botánicos

El seto, a pie de suelo. El seto, a pie de suelo.

El seto, a pie de suelo. / El Día

Actualmente, las repoblaciones forestales contemplan mayoritariamente árboles y arbustos disponibles en el mercado. Algunas veces se incluyen cubiertas vegetales, pero han dejado de lado históricamente especies bianuales, herbáceas perennes, bulbosas o especies catalogadas. Ello ha provocado como consecuencia que muchas de las repoblaciones forestales realizadas terminen siendo plantaciones “simplistas y pobres” en biodiversidad vegetal, razona Mónica López, quien reivindica que los jardines botánicos tienen el conocimiento en materia de propagación sobre algunas especies promisorias para repoblación forestal y pueden llegar a jugar un papel importante para la industria viverista.

“Algunas de ellas deberían ser tenidas en cuenta en estas repoblaciones que se pretenden acometer en un futuro cercano. Especies típicas de la campiña que existieron o existen son el carrizal de cisco Tripidium ravenae, el jacinto azul Scilla peruvianus, el lirio enano azul Juno plannifolia, las varas de San Antón Asphodellus sp., o los matagallos Phlomis herba-venti y Phlomis lignitis.

El papel de los herbarios en el conocimiento e identificación de la flora permite hacer un “buen diagnóstico” del grado de conservación o degradación del paisaje. En este sentido, el Herbario COA del Real Jardín Botánico colabora en los muestreos de campo y cuenta actualmente con cerca de 60.000 pliegos. Estos datos están a disposición de la comunidad científica mediante el volcado en la plataforma GBIF (Global Biodiversity Information Facility). 

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