Alto Guadalquivir

Pedro Abad también le declara la guerra a las megaplantas solares

Paisaje de la comarca del Alto Guadalquivir, junto a Pedro Abad.

Paisaje de la comarca del Alto Guadalquivir, junto a Pedro Abad. / Miguel Ángel Salas

El boom de la energía sostenible, representada especialmente por esos bosques de placas que cada vez más pueblan la tierra en busca del sol que antes alimentaba al cereal que, a su vez, servía de sustento a cientos de aves, se ha encontrado un serio obstáculo en el Alto Guadalquivir. Voces tan dispares como pueden ser las de los vecinos de la aldea de Morente, un Grande de España como Cayetano Martínez de Irujo y ahora el Ayuntamiento de Pedro Abad se han unido para frenar la implantación en los límites de sus territorios de cuatro megaplantas solares que ocuparían 840 campos de fútbol.

Tras el grito de auxilio de los habitantes de Morente, pequeño núcleo perteneciente a Bujalance en el que apenas viven 70 personas, tras recibir "cartas de expropiación forzosa de sus tierras", y la postura contraria de Cayetano Martínez de Irujo -"acabaré en la cárcel si tengo que acabar... Por mi cadáver no entra una máquina ahí", sentenció a El Día-, ahora se ha sumado una institución como el Ayuntamiento de Pedro Abad, cuyo Pleno, por unanimidad, ha mostrado su rechazo a un proyecto que "ocasionaría una enorme pérdida" en el patrimonio "agrícola, ambiental, cultural, paisajístico, social y ecológico" del municipio.

En la exposición de la moción, presentada por el PSOE -ya lo había hecho, encontrando un apoyo similar, en 2021-, queda reflejado el "gravísimo perjuicio" que estas cuatro megaplantas solares causarían a Pedro Abad. Porque la localidad vive "fundamentalmente de la agricultura y el turismo" y, con este proyecto que ha recibido la catalogación de utilidad pública de la Junta de Andalucía, "perdería una de las mejores zonas agrícolas de la provincia", con la "consiguiente pérdida de empleo", lo que agravaría un fenómeno tan en boga como el de la despoblación que "ya está ocurriendo en algunas zonas del Norte" de Córdoba.

Al mismo tiempo, añaden, "las visitas turísticas quedarían muy mermadas por el impacto visual" de las placas, que correrían, de forma casi paralela, en la carretera que une al municipio con la vecina Morente. Por todo esto, el Pleno ha aprobado con el apoyo de todos los grupos políticos no tramitar ningún expediente de calificación de terrenos para la instalación de este tipo de industrias, además de acordar la no concesión de todo tipo de licencia para la implantación de instalaciones de energía solar de más de 5MW, y ya por último, comenzar a trabajar en el cambio del PGOU para regular este tipo de proyectos en suelo no urbanizable.

La alcaldesa perabeña, Magdalena Luque (IU), ha denunciado que los proyectos "se comerían buena parte del término municipal" y "dejaría arrasados" unos terrenos cuya conversión a regadío ya ha sido aprobada por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG). "Esto no quiere decir que el municipio esté en contra de las renovables, sino que consideramos que no se pueden permitir en cualquier sitio y a cualquier precio", ha diferenciado. La práctica de algunas empresas -ha censurado Luque- "es como ese dicho popular de lentejas, si quieres las comes y si no las dejas, pero aquí te las tienes que comer por obligación". "Van arrollándolo todo", denuncia.

El Ayuntamiento -ha advertido- no se quedará de brazos cruzados, y ya tiene una cita con los servicios jurídicos de la Diputación de Córdoba para ver cómo puede actuar para intentar paralizar el proyecto, que también afectaría a la finca El Hierro, propiedad de Cayetano Martínez de Irujo, como el propio duque de Arjona denunció a El Día.

La alcaldesa ha destacado los "fuertes vínculos" que unen a Pedro Abad y a la pequeña aldea de Morente, ya en término de Bujalance y en la que residen unas 70 personas. Tal y como avisan los vecinos, Magdalena Luque ha considerado que, de salir adelante, la macroplanta solar "se cargaría el pueblo, cuando da gloria verlo gracias al trabajo tan duro que están haciendo y que ha conseguido incluso que haya turismo". "Si fuera una energía que la comarca va a utilizar, se entendería, pero la clave es que la producción de esas megaplantas se enviará fuera, y se utilizará Dios sabe dónde. Jugar así con el territorio es cargarse los pueblos", ha sentenciado Luque, que como sus vecinos y el propio Martínez de Irujo están dispuestos a dar los pasos que hagan falta para frenar estas megaplantas solares en sus tierras.

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