Y la palabra casi se hizo carne en Los Pedroches
Puerto del Calatraveño
El presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, pasó por la capital anunciando que el tren estacionará en Villanueva de Córdoba, algo que hace 16 años que se le debe a una comarca
ÉRASE otra vez una jovencita madura de nombre Daricia a la que le gustaba sentarse junto a un romero a ver pasar los trenes a alta velocidad por Los Pedroches, su entrañable país de las maravillas. La niña mayor capitaneaba a un grupo de personas que se solían reunir en plataforma en esa tierra a veces olvidada por el progreso que, según defendían, iría más de espaldas, cuesta abajo y sin frenos en lo que a desarrollo se refiere si el AVE no paraba. Eran ya más de 16 años viendo pasar esos trenes sin detenerse y había incluso quien pensaba dentro del colectivo que a la todopoderosa Administración le bastaba con que las aves, de forma esteparia, sólo pararan en la zona Norte en la vecina comarca del Valle del Guadiato, donde para ello se había colocado una estación Zepa. Eran momentos de olvido.
Un buen día, el responsable de la Administración, al que todos llamaban Manuel Chaves, le mandó, para darle la buena nueva, a un arcángel anunciador de nombre Rafael y que, para que lo diferenciaran del custodio de la capital, se apellidaba Velasco. "Daricia, Daricia, has hallado gracia delante de los ojos de la Junta de Andalucía. No te preocupes, hemos concebido y dado a luz la idea de que en poco más de tres meses el Gobierno ya sabrá en qué punto exacto de tu tierra podrán coger el AVE", le anunció San Rafael. "¿Cómo va a ser esto si yo conozco varón que presente para ello una moción", le respondió Daricia, a lo que el arcángel le explicó que "gracias a una proposición del PSOE, Fomento, Adif y Renfe se pondrán a trabajar y pronto tu sueño será una realidad". "Hágase en mí según tu palabra, pero creo que el mejor de esos puntos exactos donde alumbrar el apeadero es Villanueva de Córdoba, donde ya hay estación de las llamadas técnicas hecha", finalizó Daricia.
Los meses de gestación del proyecto pasaron y la palabra se hizo casi carne sólo a la espera de alumbramiento. Chaves se acercó hasta la universidad de la capital de la que dependía el país de las maravillas para anunciar, con áurea y potencias incluidas, que ese niño prometido nos va a nacer y, como deseaba la pequeña Daricia, en Villanueva de Córdoba.
Entonces, Daricia se creyó un poco más esa inseminación política artificial. La promesa se había convertido por fin en embarazo y ella ya esperaba que esa nueva gestación no superara el año.
Lo que viene a continuación está aún por escribir, al igual que las consecuencias positivas que traerá consigo la puesta en marcha de esa estación. El tiempo será el único que podrá dictar si Los Pedroches sabe coger ese AVE que se le ha negado desde hace más de 16 años. Continuará...
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