Cerca del 58% de la superficie de la provincia de Córdoba corre riesgo grave o muy grave de erosión, un proceso potenciado por diferentes prácticas que llevan irremediablemente a la desertificación. "Es un problema muy grave. Nos preocupamos por la calidad del aire o del agua, pero nos olvidamos de lo importante que es tener un suelo en condiciones óptimas", advierten desde Ecologistas en Acción en Córdoba. Partiendo de una superficie total de 1,3 millones de hectáreas en la provincia, la estadística más reciente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico advierte de que 624.000 hectáreas sufren riesgo "muy grave" de erosión. Esto equivale al 45% de la superficie de Córdoba.
Solo en 151.900 hectáreas este fenómeno es "muy leve", en 51.000 es "leve", en 138.000 "moderado-leve", en 198.000 "moderado-grave" y en 173.000 es directamente "grave". Teniendo en cuenta el rango desde "grave" hacie "muy grave", el informe concluye que el 58% del suelo de la provincia presenta riesgo evidente de desertificación.
"El suelo es uno de los recursos más importantes del planeta, pero hasta ahora su relevancia ecológica ha sido ampliamente subestimada", advierten desde Ecologistas. La disponibilidad de elementos esenciales para la vida depende del suelo, así como la adaptación al cambio climático y la disponibilidad de agua. El suelo es el hogar de una gran variedad de organismos que contribuyen a su formación y participan de forma primordial en la biodiversidad. También regula y acumula el carbono en forma de materia orgánica, por lo que cualquier cambio en el uso de la tierra puede influir en el equilibrio global de gases de efecto invernadero.
El suelo es un recurso vital, limitado, no renovable e irreemplazable; el bienestar de las generaciones actuales y futuras dependen de la salud de los suelos, advierten desde Ecologistas. Los efectos de la degradación del suelo, incluso si es local, tienen un impacto a nivel global. Riadas, erosión, degradación del paisaje, emisiones de gases de efecto invernadero, pérdida de biodiversidad y sequía son fenómenos que trascienden lo local y que están relacionados en gran medida con la pérdida o degradación de suelos, insisten.
Las administraciones públicas suelen impulsar planes de conservación para los cauces y los océanos y para preservar un aire sano, pero el suelo, en cambio, es el gran olvidado. De ahí que, en el conjunto de Europa, hace un tiempo se puso en marcha una iniciativa ciudadana denominada People 4 Soil que perseguía recoger un millón de firmas para impulsar su protección, teniendo en cuenta que en el continente un área de cerca de 200.000 kilómetros cuadrados (aproximadamente el tamaño de Gran Bretaña) ha perdido de forma permanente sus funciones relacionadas con el suelo, al haber sido ocupado por la urbanización.
La iniciativa buscaba un reconocimiento de los servicios ecosistemas provistos por el suelo y de suimportancia para la conservación de la biodiversidad y la seguridad alimentaria; la implementación de un sistema de seguimiento del uso de la tierra; la prevención del acaparamiento y la concentración de tierras, junto con la promoción del acceso a la tierra para profesionales locales del sector agrario y las comunidades; el desarrollo de políticas destinadas a revertir la tendencia a disminuir del contenido de materia orgánica del suelo y a reducir los aportes de fertilizantes sintéticos y pesticidas, o la evaluación del impacto de los cambios de uso de la tierra en el balance hídrico. Pese al esfuerzo de las asociaciones ecologistas, también en Córdoba, el millón de firmas no se reunió: "Seguimos sin estar concienciados de este problema pese a su gravedad", lamentan desde Ecologistas.
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