El mirador de la Campiña
El castillo pertenece a los duques de Frías y, al ser privado, se encuentra cerrado a cal y canto a cualquier visita turística · Se sitúa en la parte más alta del casco antiguo
Montemayor no se concibe sin su castillo, un monumento que corona la localidad y da a conocer a los visitantes el noble pasado del pueblo. La residencia Ducal de Frías -como así se conoce a la fortificación- es la joya principal del patrimonio de este municipio de la Campiña y constituye uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar de la provincia.
La población actual de Montemayor surgió cuando, a partir del año 1340, Martín Alonso de Córdoba trasladó a este lugar a los pobladores del cercano castillo de Dos Hermanas, que se alza sobre una pequeña elevación de terreno junto al arroyo Carchena, para mejorar así la defensa del territorio que un siglo antes conquistara Fernando III. Martín Alonso destruyó de forma parcial la antigua fortaleza musulmana del Carchena para aprovechar sus materiales en la construcción de lo que años después sería la fortaleza de Montemayor. Así pues, la fundación de esta localidad comenzó con la construcción de su castillo militar, en cuyo alrededor se fue asentando la población montemayorense que hoy día presume orgullosa de éste gran vigía.
Según diversas fuentes documentales, durante la Edad Media la fortificación estuvo sometida al dominio de los Condes de Alcahuete, más tarde pasó a la Casa de Oropesa y en la actualidad es propiedad y uso de los duques de Frías, por lo que es de propiedad privada y no visitable. Hoy día, se mantiene en perfecto estado de conservación, ya que fue objeto de sucesivas ampliaciones y reformas, unas actuaciones que explican a su aspecto actual a pesar de los numerosos siglos que recaen sobre él y de las numerosas batallas y asaltos de malhechores y bandoleros que sufrió esta fortaleza militar.
El actual castillo y residencia señorial se eleva en la parte alta de la villa, rodeado de verdes y frondosas arboledas y en cuyo interior albergó entre sus muros uno de los mejores archivos históricos de la nobleza española que hoy día se encuentra en el Archivo Histórico Nacional. Consta de tres torres en disposición triangular en torno a un patio de armas, cuyos nombres son Mocha -carente de almenas y de origen romano-, de las Palomas y del Homenaje, que es la mayor, de unos 20 metros de altura, y la más hermosa de las tres, y en cuya culminación hay almenas y cuatro garitas, una en cada esquina. Así, estas tres vigías configuran un recinto triangular centrado por el patio de armas con sus cuerpos de arquerías. También a gran altura, presenta pares de ventanas con arcos de herradura de bajo alfiz, moldura que a modo de dintel con sus dos soportes verticales enmarca un arco.
El castillo fue construido en un 90% con materiales y restos de la antigua Ulía, que es el nombre que recibió esta localidad de la Campiña Sur en época romana. Así, sobre el origen de este nombre hay dos teorías, la primera apunta al vocablo turdetano ulia, que significa monte, mientras que la segunda afirma que se debe a Ulio, nombre propio del rey fundador de la ciudad. El castillo fue elevado sobre un antiguo castro romano lo que explica que en sus muros puedan verse todavía piedras de ruedas de molino romano.
Desde la lejanía, la alcazaba de Frías se recorta en el horizonte arropado por altos pinos. La vieja fortaleza medieval se mantiene erguida, intacta, desafiando al tiempo con sus piedras milenarias. Es una de las pocas ciudadelas cordobesas que han llegado no como un legado ruinoso y abandonado o como un recuerdo de algo que fue, sino como una residencia que aún continúa y que resiste intacta al paso del tiempo. Como el resto de las estructuras defensivas, esta gran vigía pasó a ser Bien de Interés Cultural (BIC) y uno de los atractivos turísticos más importantes de la localidad por su gran belleza y legado histórico que presenta. Así, numerosos locales y comercios de la localidad han cogido su nombre para darse a conocer.
Mirador de la Campiña lo han bautizado con justicia, ya que es inmenso el panorama que se divisa desde él; desde las sierras de Cabra y Lucena hasta Sierra Nevada. El mirador ensancha el alma y es un lugar donde se respira aire limpio de la Campiña. Viñas, bodegas, castillo, templos, casas, calles, gentes, historia, todo un paisaje milenario que se podrá disfrutar en esta noble y renovada villa de Montemayor.
7 Comentarios