Los intocables de Ruiz Ness

Puerto del Calatraveño

Los intocables de Ruiz Ness
Los intocables de Ruiz Ness
F.j. Cantador

24 de febrero 2008 - 05:01

Y que haya todavía quien piensa que la Policía es tonta. La cordobesa, por lo menos, [incluida la Guardia Civil], demuestra una y otra vez que no lo es. A ver que Al Capone la Bala de turno se atreve a intentar engañar a unos cuerpos y fuerzas de seguridad del estado que están demostrando que son más efectivos en la resolución de los crímenes que el equipo C. S. I. que capitanea Gil Grissom. Y es que los intocables de Jesús María Ruiz Ness, [también llamado government subdelegator] llevan años resolviendo asesinatos en horas o en días. Esa efectividad impidió que quedara impune la muerte a golpes de Juliana Rubio en Pozoblanco, la del párroco de Villafranca Tomás Pérez, la de aquella otra mujer que perdió la vida a manos de su pareja en Peñarroya-Pueblonuevo, la de la anciana y entrañable estanquera de Los Patos en Córdoba capital... La última de esas actuaciones impecables ha sido la detención en Fernán Núñez del agricultor Eusebio Cañadillas como presunto culpable de la muerte -de un tiro en la nuca- del panadero Antonio Navajas. El arresto se produjo - con esa habitualidad- tan sólo unas horas después de que se encontrara el cadáver, con la consecuente seguridad que una rapidísima resolución de este tipo da a cualquier municipio en el que se produce un hecho tan brutal. El móvil apunta a un ajuste de cuentas por drogas.

Por cierto, que tiemble también Al Capone la Droga en la provincia. Camellos, dromedarios y demás animalitos de dos patas con o sin joroba, amantes de la farlopa y del caballo en extinción, temblad. En Córdoba, han caído en las redes de los hombres de Ruiz Ness conductores bajados al moro y que recorrían las carreteras con un equipaje oculto que tumbaría a Bob Marley en sus mejores momentos porreros. Esas toneladas de costo que circulaban, por ejemplo, por la Campiña Sur, no pasaron desapercibidos para unos agentes que seguramente nunca pensaron que emularían las hazañas ochenteras y casi surrealistas vividas por los efectivos de estupefacientes de Corrupción en Miami Sonny Crockett y Ricardo Tubbs.

Por cierto, que tiemble también Al Capone la Corrupción en forma de menudeo en las puertas de los colegios o en las discotecas, pubs u otro tipo de establecimiento público de fin de semana. Raro es el día en el que los periódicos no escupen en sus páginas detenciones de estos pequeños aprendices de Tony Montana [Al Pacino en El precio del poder]. Tarde o temprano, la mayoría son pasto de la eficacia de los hombres de Ruiz Ness porque todo ladrón que se precie suele alguna que otra vez volver al lugar del robo, algo que conocía el Jimmy Doyle de French Connection.

También por cierto, que tiemble Al Capone el Robo y, sobre todo, de aceituna. En una especie de Rumannian Connection, los agentes acabaron hace poquísimas fechas con una red de ciudadanos rumanos que había cometido hasta 17 hurtos del fruto del olivo en almazaras y establecimientos de compra de las provincias de Córdoba, Sevilla, Granada, Málaga y Jaén. Fue en el marco de la bautizada como Operación Oro Verde. Y es que los hombres de Ruiz Ness tienen claro que no pierden aceite ni aceitunas. El fruto de su trabajo ha contribuido a que el robo de otro fruto, el del olivo, haya descendido en la última campaña un 58 por ciento con respecto a la anterior.

Es lógico que, como humanos, tengan sus fallos, pero también los tuvieron antes los hombres de Harrelson, Starsky y Hutch, los agentes poco metrosexuales de Canción Triste de Hill Street o hasta Charlie y Pope de El Comisario, y a todos se los perdonamos.

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