Los Pedroches

Una nube de humo azul sobre El Guijo en honor a la Virgen de las Cruces

Humo azul en El Guijo por la Virgen de las Cruces.

La romería de la Virgen de las Cruces de El Guijo ha pasado ya a la historia como la primera romería confinada de Córdoba, una fiesta de puertas para adentro que salió a los balcones y los quicios de granito de las casas durante la jornada del domingo. Así que, pese a todas las restricciones del confinamiento, el pequeño municipio de Los Pedroches, que con 355 es el segundo con menos población de Córdoba, apenas una familia más que en Fuente La Lancha, mantuvo la mayoría de tradiciones relacionadas con esta celebración tan singular.

Como el reparto de vino fino, que se hizo puerta a puerta. Dos concejales, Mario Garnateo y Vicente Belmonte, se encargaron personalmente de la distribución. A los 35 niños del pueblo, además, se les entregó una bolsa de chucherías. La distribución, eso sí, se hizo “con todas las medidas de seguridad pertinentes”, explicó el alcalde, Jesús Fernández Aperador.

El domingo a mediodía el Ayuntamiento retransmitió en directo la misa en honor a la patrona, oficiada desde la iglesia de Santa Ana. La tradición manda que, cada Domingo de Resurrección, los guijeños recorran la senda de seis kilómetros hasta la ermita, a orillas del arroyo de Santa María, donde la primavera bulle en estos días sin que nadie, más allá de las cigüeñas que pueblan la zona, tenga la oportunidad de disfrutarlo. 

A las 13:00, el Ayuntamiento invitó a salir a los balcones o a las puertas de las casas a cantar el himno de la Virgen, que todo el vecindario conoce y que recuerda a momentos de la historia en que las plagas y las epidemias, como ahora, hacían estragos: Virgen Santa de las Cruces / nuestra patrona serás / todo El Guijo, a ti te aclama / protectora celestial. Es el momento en que se muestra en el vídeo, con una nube de humo azul sobre el vecindario.

La imagen de la Virgen que se venera el El Guijo tiene al niño Jesús apoyado en el brazo derecho y en la mano izquierda ostenta una cruz de tres brazos y una rosa, símbolos de su advocación. El niño muestra en su mano derecha un pájaro. Se trata de tallas de madera policromada que permanecieron unidas hasta 1858, cuando fueron separadas para facilitar el proceso del vestir. Fue Fernando III el Santo quien fundó el santuario y, desde entonces, el pueblo de El Guijo cumple con el voto cada Domingo de Resurrección de visitar a la patrona. Una vez cada tres años, la talla es llevada a la localidad, donde permanece una semana en la parroquia de Santa Ana.

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