Alto Guadiato

Dos guerreros enfrentados, claves para datar como íbero el yacimiento de Sierra Boyera

Trabajos de excavación en el yacimiento que afloró tras el descenso del embalse de Sierra Boyera.

Trabajos de excavación en el yacimiento que afloró tras el descenso del embalse de Sierra Boyera. / Rafa Alcaide / EFE

Una cerámica en la que aparecen dos figuras de guerreros enfrentados ha sido clave para poder datar el yacimiento que afloró tras el descenso del embalse de Sierra Boyera, en el término municipal de Belmez, y que permite enmarcarlo en el siglo IV a.n.e. (antes de nuestra era) y catalogarlo como íbero.

En un principio "teníamos dudas de si realmente lo que estábamos encontrando era íbero, pero con estas dos figuras ya no había ninguna duda", ha contado el director de la excavación e investigador del Departamento de Prehistoria de la Universidad de Granada, Pablo González.

Las dos figuras en relieve representan a dos guerreros enfrentados, uno empuña una falcata "que es el arma ibérica por antonomasia" , y el otro "un escudo ovalado" y casco de penacho. Son dos guerreros que están en actitud incruenta, es decir, no se trata de una lucha, sino de un "baile o ritual".

Es la única representación iconógrafica que hay de ellos y pone de manifiesto que se perciben a sí mismos como guerreros, aunque parece que podrían combinar la función de 'campesinos con la de guerreros", ha precisado Pablo González.

Trabajos de excavación en el yacimiento hallado en Sierra Boyera. Trabajos de excavación en el yacimiento hallado en Sierra Boyera.

Trabajos de excavación en el yacimiento hallado en Sierra Boyera. / Rafa Alcaide / EFE

"No es que sean ejércitos profesionales", ha aclarado el director del yacimiento, ya que "la misma gente que está aquí moliendo que está produciendo metales o cerámica, si hay un conflicto con los pueblos o cuando llegan, por ejemplo, los romanos, se van a las armas y no hay ningún tipo de problema".

Los guerreros enfrentados y una pieza de cerámica ática griega, que "también es puramente siglo IV", permiten datar este yacimiento, que se encuentra en la quinta campaña de excavación, organizada por el Grupo Prometeo VHM143 de la Universidad de Granada y el Ayuntamiento de Belmez, que les ha facilitado toda la infraestructura, el alojamiento y todo lo que han necesitado. Tras las distintas campañas de excavación llevadas a cabo en la zona, tienen claro que se ha detectado entre el 25 ó 30% del espacio funcional.

Los investigadores tienen claro "que no se trata de un sitio donde vivía la gente", ha asegurado Andrés Adroher, catedrático de Arqueología de la Universidad de Granada, que también interviene en la excavación en esta campaña.

En su opinión, en el siglo IV a.n.e. lo que se encontraba en Sierra Boyera era una zona especializada en producción de elementos básicos de consumo de una época en la que "la cerámica es una producción extraordinariamente potente y eso lo demuestra el, por ahora único, horno que encontrado", aunque se mostró convencido de que habrá más en el yacimiento.

Este asentamiento creen que sirve no solamente al posible oppidum o poblado íbero mayor que tuviera alrededor sino a un territorio mucho mayor, al cual está suministrando cereales, cerámica y otros materiales como tejidos de los que no quedan restos arqueológicos.

Arqueólogos e investigadores en la zona de excavación. Arqueólogos e investigadores en la zona de excavación.

Arqueólogos e investigadores en la zona de excavación. / Rafa Alcaide / EFE

"Es un centro de producción extraordinario", según el catedrático de Prehistoria, y no es un caso único, aunque ha precisado que "nunca ha conocido alguno que tenga tan clara esa misión productiva para abastecer a un territorio más o menos amplio a su alrededor".

Para la coordinadora de campo del yacimiento, Araceli Cristo, una de las cosas más singulares es contar con uno de los molinos mejor conservados, capaz de moler un kilo de harina en cinco minutos, además del horno más antiguo y en mejor estado de conservación, ha explicado la arqueóloga.

El hecho de que el yacimiento haya estado bajo el agua del embalse de Sierra Boyera durante muchos años ha afectado "a la compactación de los sedimentos" y eso se pone de manifiesto en que "cuando metes el pico saltan chispas simplemente con el roce de la tierra", explica la arqueóloga.

El cambio de nivel de agua en el pantano también ha provocado que la cerámica "no tenga muchos elementos pintados" y en algunos casos aparezca deteriorada por el efecto lija que tiene la tierra. El director de la excavación ha explicado que el Grupo de Investigación Paleomagnetismo, que lidera Javier Pavón, profesor titular del Departamento de Física de la Tierra y Astrofísica de la Universidad Complutense del Madrid, está haciendo unos estudios sobre uno de los dos hornos de cerámica hallados en el asentamiento para "intentar datar la estructura de combustión por paleomagnestismo".

Con el estudio del campo magnético terrestre registrado por las rocas en el momento de su formación o durante procesos geológicos relevantes acaecidos con posterioridad y mediante este proceso "intentaremos datar con exactitud el horno", ha destacado el investigador.

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