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En otoño de 1786, un pintor innovador y favorito de la Casa Real se instala en un recién acabado Palacio Ducal de Fernán Núñez. Francisco de Goya y Lucientes acude a la llamada de Carlos José Gutiérrez de los Ríos, VI Conde de Fernán Núñez, que le encarga un retrato de toda su familia con el que decorar el salón principal del Palacio que acaba de construir. En ese tiempo, el conde es todavía embajador de España en Lisboa y ha dedicado sus vacaciones de los últimos años a diseñar la construcción de un edificio a imagen y semejanza del Palacio de las Necesidades de la capital de Portugal, sede de la Embajada española.
En esos años, Goya no había conocido todavía el horror de la guerra -faltan 20 años para la invasión francesa- y se dedica a pintar cuadros bucólicos y neoclasicitas como su serie de las cuatro estaciones. De hecho, se considera que el cuadro de La Primavera o Las Floreras fue pintado en Fernán Núñez.
En el retrato familiar del conde, Goya inicia una técnica que culminará con La Familia de Carlos IV, una década más tarde. Pero en Fernán Núñez, el aragonés pinta al matrimonio señorial y a sus tres hijos. En este enorme lienzo, Goya traza la silueta de la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas y la fachada del Palacio Ducal, donde ya destaca ese color rojo tan singular y que tanto sigue destacando en el paisaje de secano de la Campiña Sur cordobesa. Además, Goya retrata a la condesa en Fernán Núñez, sentada sobre un tronco en un paraje típico de campiña, y tampoco se olvida de uno de los hijos del conde, Carlos, que seguirá los pasos de su padre. Después de luchar en la Guerra de la Independencia y ganarse los favores de Fernando VII se convertirá en embajador de España en Londres y posteriormente en París. Allí, se cae de un caballo y muere. Éste es prácticamente el fin del sueño ilustrado en Fernán Núñez y casi de su Palacio Ducal, convertido en residencia de verano de los duques sucesivos.
Sin embargo, la casa ducal dona el edificio al Ayuntamiento a principios de los años 80. Su economía es incapaz de mantener un palacio de estas dimensiones. Pero también es incapaz el Consistorio. La prueba: el estado actual del edificio, con graves problemas de cimentanción y casi en ruinas.
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