No está claro que los griegos llegaran a Cabra, aunque algunos autores clásicos aseguran que en lo que fue la antigua Licabrum se levantó en la antigüedad un fabuloso templo dedicado a la diosa Fortuna. Lo que sí está claro es que un grupo de estudiantes de primero y segundo de Bachillerato del instituto Aguilar y Eslava del municipio de la Subbética se empeña en aprender griego pese a que un maremágnum de adversidades burocráticas que bien podría dar para construir una epopeya clásica los ha dejado sin varias jornadas lectivas.

La historia es la siguiente. Avanzado el curso, un grupo de 17 jóvenes es obligado por la Delegación de Educación a matricularse en las materias de Economía o Geografía tras quedarse sin docente. La situación irrumpe en la vida política municipal a través del grupo del PSOE, que presenta una moción en el Pleno para exigir a la Delegación de Educación que aporte una solución sin que el alumnado tenga que matricularse en otras asignaturas.

La primera explicación de la responsable provincial de Educación, Inmaculada Troncoso, parece más propia de Groucho Marx que de Platón: “Se ha llegado a esta situación tras detectarse una irregularidad en el horario del docente que la estaba impartiendo, que tenía solicitada y aprobada una reducción de jornada y sin embargo estaba dando la jornada completa. El docente, por lo que ha podido saber esta Delegación, presentó su renuncia a la media jornada, pero lo hizo fuera del plazo establecido para ello”. En resumen, que por un lío burocrático los alumnos se quedaron sin Griego, esa asignatura troncal en peligro de extinción que ahonda en las raíces más profundas de lo que ahora somos para intentar arrojar un poco de luz sobre el presente.

La decisión provocó una cascada de reacciones, entre ellas de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, quien criticó que “ni familias, ni alumnado, ni profesorado ni la ciudadanía entiende esta sinrazón, máxime a estas alturas de curso en donde han tenido lugar las pre-evaluaciones que son claves para la posterior trayectoria académica y personal de nuestro alumnado”. “No queremos que se alargue esta situación”, dijo el presidente de esta sociedad en Córdoba, Jesús María Ruiz, quien lamentó la “rigidez en la interpretación legal” que derivó en esta situación. Y más cuando el alumnado del instituto Aguilar y Eslava que se examina de Griego en las pruebas de Selectividad suele tener las notas más altas de la provincia.

Como trasfondo, la lucha de las Humanidades por sobrevivir en un mundo dominado por los saberes técnicos y que, pese a situaciones como la vivida en Cabra en la última semana, empieza a cambiar. Así, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba (UCO) cuenta este curso con 2.300 estudiantes, de los que 525 son de nuevo ingreso y cerca de 400 son estudiantes internacionales, fundamentalmente de los programas Erasmus y Preshco.

Desde el curso 2009-2010, de hecho, la cifra de estudiantes de nuevo ingreso en Filosofía y Letras se ha multiplicado atraídos por la media docena de grados ofertados: Estudios Ingleses, Filología Hispánica, Gestión Cultural, Historia, Historia del Arte y Traducción e Interpretación. A estos títulos se suman varios dobles grados: Traducción e Interpretación y Estudios Ingleses; Historia e Historia del Arte; Educación Primaria y Estudios Ingleses, Traducción e Interpretación y Filología Hispánica, y Turismo y Traducción e Interpretación.

Por suerte, en menos de 24 horas, y tras las críticas de las familias del alumnado del instituto, de los propios estudiantes y de la citada Sociedad Española de Estudios Clásicos, la Delegación de Educación rectificó. Así que la asignatura de Griego se volverá a estudiar en este centro educativo cordobés. “Desde el Servicio de Inspección se ha avisado ya al centro para que los alumnos sepan que van a continuar con esta asignatura”, asumió la delegada de Educación. El tiempo es el más sabio consejero.