Campiña Sur

Un bulo fuerza a los trabajadores de un bar de Santaella a publicar sus negativos en coronavirus

  • Los ingresos del Bar de Mou caen un 60% como resultado de los falsos rumores propagados

Bar de Mou, en Santaella.

Bar de Mou, en Santaella. / El Día

Un supuesto caso de coronavirus procedente de una localidad cercana, situada a unos 12 kilómetros. Focalizado en un establecimiento hostelero frecuentemente concurrido. Silenciado por los responsables políticos y sanitarios. Son los artificiales argumentos de una historia irreal, propagada desenfrenadamente en Santaella, y que ha obligado a tres miembros de la plantilla del Bar de Mou a exponer públicamente los informes médicos que descartan rotundamente la presencia de la covid-19.

El origen de este nocivo bulo se localiza en Montalbán. La cercana amistad y el asiduo contacto de una contagiada de este municipio de la Campiña Sur –que ya supera el medio centenar de positivos- con una colaboradora habitual del negocio familiar ubicado en la calle Villargallegos de Santaella basaban la falaz transmisión del virus.

La propagación del rumor, en un municipio de 4.700 habitantes, despegó en la mañana del miércoles de la pasada semana; y la afluencia de clientes y el servicio de comida rápida a domicilio ya descendieron, en un 60%, el jueves y el viernes. “Estaba costándonos el dinero y teníamos la preocupación grandísima de que no pudiéramos recuperar la normalidad”, explica, sereno y sin ánimo de hallar culpables, Rafael Vera, propietario del bar, junto a su hermana Antoñi, y pareja de Beatriz, la mujer a quien se atribuyó, falsamente, el padecimiento de la enfermedad.

El incremento de la expansión de estas dañinas ficciones conlleva la generación de nuevos enredos. La deformación de la realidad colocaba en un estado grave de salud, a causa de la pandemia, a la abuela de los propietarios, acusándose, además, a estos profesionales de continuar ejerciendo su cometido laboral después de contraer el SARS-CoV-2.

Un centro privado de Córdoba les realizó las PCR

El desasosiego incontrolable y el irreprimible deseo de refutar las invenciones emplazaron a los tres camareros en un centro privado de Córdoba donde se sometieron a pruebas de diagnóstico PCR. Un remedio desesperado que les ha supuesto un gasto adicional de 450 euros: 150 euros por cada conclusión negativa. “No han aparecido ni anticuerpos”, agrega el propio Rafael.

A tres meses de cumplir el segundo aniversario como regentes de esta antigua Peña del Real Madrid, Rafael confiesa que “nos quedamos de piedra, ha sido deprimente”, jornadas después de un desagradable episodio que “ojalá no le pase a más nadie ni siquiera al que nos ha puesto por los suelos”. El alcance de esta inolvidable -por desmoralizadora- tesitura incluso alertó a la vecina de Montalbán, señalada como responsable de los contagios en el Bar de Mou, quien, cuenta Rafael Vera, calificaba de “impresionante” que circularan “cosas surrealistas”.

Los rastreadores operativos en Montalbán nunca integraron en ningún círculo de riesgo a Beatriz Palacios porque su vínculo estrecho con la infectada se remontaba a varios días atrás. Una certeza despreciable para esos emisores que prefieren adquirir protagonismo en WhatsApp, mediante reenvíos, o capitalizar conversaciones en la vía pública antes que contrastar la veracidad de una información o calibrar el potencial perjuicio que acarreará.

“La gente lo afirmaba sin saberlo y amigos de confianza lo han escuchado en las tiendas”, manifiesta Rafael sin abandonar la calma. Progresivamente, los tradicionales y variados desayunos, preparados desde las cinco de cada mañana, las cervezas al mediodía y las artesanas y suculentas pizzas, bocadillos calentitos y diferentes tipos de patatas recobran el ritmo habitual.

"Lo vemos tan normal, pero es denunciable"

Un regreso a la cotidianidad que, hasta el momento, no impide que algunos empleados de refuerzo tarden en reincorporarse. “Nos creemos que un comentario no importa, lo vemos tan normal, pero es denunciable”.

Rafael Vera puntualiza que “ni este pueblo es especial, ni ninguno otro; no voy a echar por tierra mi pueblo, es estupendo para muchas cosas”. Una afirmación congruente y resistente porque la persecución de los bulos, vinculados a la contaminación del coronavirus, ha zarandeado, igualmente a una empresa en Montilla y, actualmente, a la residencia de ancianos en La Rambla.

Desde su posición, el alcalde de Santaella, José Álvarez (PSOE), expresa que “lo peor es que la sociedad responda a los bulos de esta manera, perjudicamos a un bar y luego nos vamos de fiesta y a la playa”. Añade que este trance “ha de servir para darnos cuenta del daño y la desprotección” que infligen estas actitudes, más aún, “relacionadas con la salud”, y reitera que únicamente se atiendan y compartan las informaciones de las administraciones públicas, aunque, al mismo tiempo, repara en la incoherencia de reclamar datos  oficiales “y luego no creerlos y difundir bulos”.

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