El arte de sanar al Señor de las Multitudes

Jesús Preso es repuesto al culto tras ser restaurado por Santiago Molina

Antonio J. Roldán

31 de marzo 2014 - 05:01

El mayor halago que se puede hacer a un artista cuando ha concluido una restauración es afirmar que su mano no se nota en la imagen intervenida. Así ocurre en el trabajo que el conservador egabrense Santiago Molina ha realizado sobre la efigie de Jesús Preso, talla anónima datada a mediados del siglo XVIII y que llegó a la localidad procedente -según actas de la época- del misterio del Prendimiento de Murcia, que dejó de salir en 1758. Fue costeada por el precio de tres mil reales por el entonces escribano público de la Villa de Cabra y hermano mayor de la Cofradía de la Aurora, Martín de Campuzano.

Desde entonces nunca se habían acometidos trabajos de mantenimiento o restauración tan profundos y concienzudos como los realizados por Molina desde el pasado mes de octubre. De talla completa, en sí encierra la serenidad y dulzura de su rostro resignado en conjunción con la espectacular ejecución anatómica que presenta en brazos, manos y piernas. Era una asignatura pendiente para la cofradía el restaurar al Señor de las Multitudes, como el pueblo egabrense le quiso denominar al ser considerado como una de las mayores devociones de la localidad. Sin embargo, la celebración del 350 aniversario fundacional durante el presente año sirvió de revulsivo para que, el pasado verano, el cabildo decidiera acometer esta necesaria intervención y encargarla a uno de los restauradores más afamados de la provincia. No en vano, por su taller han pasado algunas de las imágenes más destacadas de la Semana Mayor egabrense como Jesús Nazareno, el Cristo de las Necesidades, Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia, Nuestra Señora de la Esperanza, Nuestra Señora del Mayor Dolor o Nuestra Señora del Buen Fin. En el listado también se encuentra la original talla de Nuestra Señora del Rosario que se venera en la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán.

Molina ha centrado su interés en limpiar y consolidar la policromía, prestando especial atención en resolver los importantes problemas de estabilidad que padecía la talla y que preocupaban a los cofrades. La imagen cuenta desde ahora con un nuevo sistema de sujeción a la abigarrada peana de carrete sobre la que queda erigido cada Jueves Santo. Además, y dentro de los procesos propios de la conservación de la madera, se ha sometido a un tratamiento contra insectos xilófagos para garantizar que ningún tipo de elemento perjudicial pudiera permanecer en su interior.

De esta forma el artista egabrense ha devuelto la salud a esta talla tan señera dentro del amplio catálogo artístico con que cuenta la Semana Santa de Cabra. Algo que ha despertado la curiosidad y el interés de todos los cofrades que han pasado por el quinario que se celebra estos días en la Iglesia de San Juan de Dios para contemplar de cerca el resultado de los trabajos.

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