Montilla-Moriles

Menos pedro ximénez, pero de mayor calidad en tiempos de pandemia

  • El consumo se ha venido abajo y hay que ajustar las cifras para una uva y un vino de características muy particulares

  • Restan unas tres semanas para que finalice la vendimia en las paseras

Un jornalero coloca los racimos de uva sobre los capachos, con El Castillo de los Duques de Frías de Montemayor al fondo.

Un jornalero coloca los racimos de uva sobre los capachos, con El Castillo de los Duques de Frías de Montemayor al fondo. / Salas / Efe

La pandemia que se sufre en los últimos meses ha obligado a las bodegas cordobesas a reducir de forma importante la producción del pedro ximénez (PX), "joya de la corona" de la Denominación de Origen Montilla-Moriles, aunque la cosecha llega con una calidad superior a los años anteriores.

Según explica a Efe Juan Antonio Aguilar, enólogo de la cooperativa San Acacio, una de las mayores empresas productoras de PX de España, sus bodegas van a pasar de los 2,5 millones de kilos del pasado año a los 1,2 millones del presente, aunque "cada productor bajará en la medida que considere, pero por ahí van a rondar las cifras de esta campaña".

"El consumo se ha venido abajo", indica Aguilar, y hay que ajustar las cifras para un fruto y un vino que usa el 33% del rendimiento de la uva, cuando para el resto de producción se alcanza el 75%". No obstante, la calidad será "excelente". Apenas sí ha habido ataque de hongos y los racimos han salido sueltos, ideales para la pasificación.

Desde el pasado 12 de agosto, cuando se empezaron a recoger los primeros racimos para dejarlos secar en las inmensas paseras de los campos cordobeses, se lleva ya produciendo este vino. "Estamos ya al 65% de recogida, con lo que en unas tres semanas habremos acabado".

Prensado de la uva secada al sol para la elaboración de Pedro Ximénez en la localidad cordobesa de Montemayor. Prensado de la uva secada al sol para la elaboración de Pedro Ximénez  en la localidad cordobesa de Montemayor.

Prensado de la uva secada al sol para la elaboración de Pedro Ximénez en la localidad cordobesa de Montemayor. / Salas / Efe

Pero si las vides no saben de reducciones y siguen produciendo a su flor, los millones de kilos restantes se dedicarán a vino blanco seco, con 15 grados de alcohol cuando no es con crianza, y que evidentemente, este año subirá y acabará convertido en fino una vez introducido en la bota.

El caso es que la naturaleza se ha encargado de adaptarse a su manera a la pandemia mundial, que ha cerrado eventos propios para el consumo de vino. Y si al principio se pensaba que iba a ser una cosecha "mucho mayor" que la del año pasado, de ahí se pasó a "algo mayor", luego a "igual" y finalmente a "un poco menor".

Además, el calor de las últimas semanas, con temperaturas realmente elevadas en la Campiña cordobesa y de forma continuada, ha afectado a la producción definitiva.

Pero en el municipio cordobés de Montemayor el vino estrella es evidentemente el PX. "Siempre ha sido así y siempre lo será, por la constitución de nuestras tierras, que son arenosas y la uva madura mucho antes", explica Aguilar.

Varias jornaleras trabajan en la pasera de la cooperativa San Acacio, una de las mayores empresas productoras de PX de España. Varias jornaleras trabajan en la pasera de la cooperativa San Acacio, una de las mayores empresas productoras de PX de España.

Varias jornaleras trabajan en la pasera de la cooperativa San Acacio, una de las mayores empresas productoras de PX de España. / Salas / Efe

Eso implica también un mayor tiempo para solear el fruto y, por tanto, se rentabiliza más que la producción del blanco. Lo que implica, por ejemplo, contar con una feria sectorial del PX, que este año se ha malogrado por la crisis sanitaria.

De igual modo, su elaboración requiere de más mano de obra. En la actualidad hay unas 40 personas trabajando en los campos de San Acacio formando "grupos burbuja" por la covid de entre cinco y seis personas cada uno.

Esa gente no solo se limita a vendimiar, trasladar la uva a las básculas y colocarlas luego en largas paseras para que se sequen de forma natural al sol. "Cada dos o tres días hay que darle la vuelta manualmente a todos y cada uno de los racimos que hay en el suelo", un trabajo agotador teniendo en cuenta la cantidad de fruto que acogen esas 14 hectáreas.

Pero no todo el PX que sale acaba siendo consumido en mesa o en restauración. Una parte de ese excelente vino se usa para endulzar mezclas de licores o también para envinar botas donde se crían rones y güisquis de aromas particulares, y que salen excelentes igualmente.

Varias jornaleras trabajan en la pasera de la cooperativa San Acacio, una de las mayores empresas productoras de PX de España. Varias jornaleras trabajan en la pasera de la cooperativa San Acacio, una de las mayores empresas productoras de PX de España.

Varias jornaleras trabajan en la pasera de la cooperativa San Acacio, una de las mayores empresas productoras de PX de España. / Salas / Efe

Las paseras, además, son un foco de atracción turística de primer orden con esas inmensas hileras de fruto dorado captando los rayos de sol y aportando colores extraños otoñales al verano.

"Son todo un espectáculo que atraen a bastantes turistas, pero este año las visitas prácticamente se han quedado en cero, salvo las que hemos ofrecido al sector sanitario en agradecimiento al esfuerzo que han realizado para frenar la pandemia", relata Aguilar.

Y ahora en los campos se guarda rigurosamente las distancias de seguridad, se usan mascarillas y se hacen test de la covid, algo que acaba encareciendo "un montón" el coste de producción y que presumiblemente se acabará notando en el precio final.

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