La otra Pasión de una familia
Puerto del Calatraveño
Los familiares de Ángeles Zurera viven marcados por los azotes de la desesperación en unos cuerpos que apenas duermen y una corona de espinas que levantan cada día que pasan sin verla
EN estos últimos días, tan faltos de noticias en los medios de comunicación, en Aguilar de la Frontera continuaban ávidos de conocer la que podía ser la nueva más importante en muchísimo tiempo, el paradero de una de sus vecinas, Ángeles Zurera Cañadillas. En estos últimos días, en los que en muchos de los municipios de España han vivido plenamente la Pasión de Cristo con los pasos en la calle -cuando la traicionera lluvia, en estos casos, lo ha permitido-, en ese municipio de la Campiña Sur cordobesa se ha vivido otra Pasión, la de la familia de Ángeles Zurera Cañadillas, marcada por los azotes de la desesperación en unos cuerpos que apenas duermen y con el soporte de una corona de espinas que presiona la mente de quienes se levantan cada día con la única esperanza de volverla a ver.
Ángeles, recientemente separada y con 42 años, dejó su casa el domingo 2 de marzo poco después del mediodía con un "vengo pronto" a uno de sus dos hijos. La mujer no se llevó ni siquiera objetos personales tan básicos para ella como las gafas, las lentillas, el DNI o el teléfono móvil. Desde entonces, la familia, acompañada de la Guardia Civil y de numerosos vecinos, han rastreado palmo a palmo el término municipal de Aguilar de la Frontera sin el menor rastro de la desaparecida.
Tras ese inicio de su particular calvario después de beber el cáliz amargo, que quisieran apartar, de su desaparición, sus seres queridos han visto cómo también en estos últimos días, las procesiones de esa localidad tenían muy presente su dolor. La familia ya no olvidará la Semana Santa de 2008, aquella en la que las cofradías lucieron un lazo verde en representación de la esperanza de encontrarla, mientras que su hermano Antonio continuaba pidiendo a los ciudadanos "que nos sigáis apoyando" hasta que esta situación tenga un final feliz". Antonio Zurera es consciente de que el paso del tiempo -a veces traicionero con los sentimientos- puede difuminar las fuerzas con la que los vecinos los acompañan a la hora de pegar y repartir carteles con la fotografía de Ángeles y con números de teléfono de contacto, y de rastrear terrenos en busca de algún indicio. Las plegarias que cofrades y fieles han alzado durante la última semana a las imágenes en calles y templos deben dar fruto hasta mantener esas fuerzas.
De lo contrario, esa Pasión será un poco más amarga mientras se mantiene la confianza en la resurrección de la alegría de ver como todo se ha solucionado. Porque, estos días en Aguilar de la Frontera, por la mente de la familia de Ángeles ha desfilado el Mayor Dolor a la espera del Buen Suceso, con la incertidumbre del Gran Silencio de quien ya no sabe qué mas pensar y con una Vera Cruz difícil de llevar. La familia de Ángeles se desespera como se desesperaría la de cualquier otra persona que estuviera en su situación y que sólo se puede entender si desgraciadamente se pasa por lo mismo. Un verdadero Prendimiento de Dolores tan fuerte que las Tres Caídas llegan a ser una realidad.
La Pasión de Cristo acaba bien para aquellos que la ven con ojos de cristiano. La otra Pasión que se ha vivido y que aún se vive en el municipio de Aguilar de la Frontera sólo puede aliviarse con ayuda incansable, la de los vecinos de esa localidad y la de todos los cordobeses que puedan. Esa ayuda no debe cejar a la espera de que todo se resuelva felizmente. Ánimo.
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