Palma del Río se vuelca con la Virgen de Belén en su Coronación Canónica
Unos 6.000 devotos abarrotaron la Mesa de San Pedro para acompañar a la imagen · Los fieles reclaman este reconocimiento desde 2007, cuando se cumplió el bicentenario del Patronazgo


Palma del Río no le falló a su patrona. La ciudad vivió ayer un día histórico de fiesta y de profunda devoción, una jornada en la que miles de fieles quisieron vivir de cerca la Coronación Canónica Pontificia de la Virgen de Belén, un día en el palmeños y no palmeños vieron cumplido un sueño que empezó hace casi tres años: el deseo de que la Iglesia reconociera el amor que el pueblo de Palma del Río siente hacia su Madre.
Como era de esperar, los vecinos se echaron a la calle y tomaron "conciencia de su fervor cristiano en este acontecimiento pascual", como relató el párroco de San Francisco, Gabriel Castilla. El gran acontecimiento se inició a las 17:00 con una procesión de mujeres con mantilla desde San Francisco hasta la Asunción, donde se encontraba la Virgen de Belén desde hacía una semana, cuando los devotos la bajaron en romería desde su ermita.
Desde allí, partió la patrona hasta el recinto de la Coronación, la Mesa de San Pedro, donde se congregaron unas 6.000 personas deseosas de ser testigos de este acto de fe. La emotiva eucaristía pontifical de Coronación, que estuvo presidida por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo Pelegrina, y contó con la presencia del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, se prolongó durante dos horas.
Pero este gran día para Palma del Río ha llegado precedido de mucho trabajo, de idas y venidas, de reuniones, de recogida de firmas, de la labor de todo un pueblo, pero canalizada a través de las 24 personas que formaron la comisión Pro Coronación. David Aguilera, sacerdote de la Parroquia de la Asunción, explicó que la Coronación Pontificia es "el reconocimiento por parte de Palma del Río hacia su madre y patrona, una forma de expresar su amor hacia ella".
Pero para que la Iglesia certifique "oficialmente" esta devoción han tenido que concurrir una serie hechos, como, por ejemplo que haya tradición, historia y un fervor popular importante hacia la Virgen de Belén, pero sobre todo, que tenga raíces profundas en el pueblo cristiano y que éste se implicara en la coronación.
En Palma del Río se cumplen escrupulosamente los requisitos y los devotos de la Virgen de Belén ya llevaban tiempo gestando la idea de coronar a su patrona, con lo que en junio de 2007, y tras celebrar el bicentenario del Patronazgo, la incipiente comisión se puso manos a la obra. Lo primero fue dirigirse al entonces, Obispo de Córdoba, Juan José Asenjo Pelegrina, quien "no sólo dio el visto bueno, sino que nos animó a ponernos en lista de espera", recuerda el presidente de la comisión Pro-Coronación, Eloy Viro Ruiz.
A partir de ese momento, se empezó a recopilar documentación, a recoger firmas, a explicar en las misas qué suponía la coronación, a trabajar mucho "siempre con la estrecha colaboración del Obispado", indica Viro Ruiz, con un gran proyecto pastoral y de obra social.
Realmente curioso resulta el hecho de que la corona que ya luce la Virgen de Belén es fruto de una colecta. Se recogieron durante años anillos, pendientes, cadenas, cientos de pequeñas alhajas que, tras su fundición, han dado como resultado un cetro para la Virgen, poder restaurar su corona y hacer otra para el Niño. "La corona de nuestra patrona lleva la inscripción Donada por el pueblo de Palma del Río", explicó Teodoro González, secretario de la comisión .
Y ese ansiado día llegó ayer, con las calles engalanadas en azul y blanco, el color de la Hermandad de la Virgen de Belén, antorchas, imágenes de la virgen y balcones adornados con flores. Tras la Coronación, la festividad prosiguió unas horas más, porque María Santísima de Belén Coronada hizo su procesión de Gloria por las calles de su pueblo y visitó las sedes canónicas de las hermandades hasta llegar a San Francisco, donde se celebró otra misa ya de madrugada. Allí seguirá hasta el 16 de mayo, cuando el presidente del consejo de hermandades, Javier Ruiz Cabrera, presida la despedida y junto a los palmeños la acompañe de regreso a su casa, a la ermita de la Virgen de Belén. "Pero esta devoción y amor a la virgen ni se merma ni se acaba en la Coronación porque ha sido un revulsivo en la fe de este pueblo", explica Eloy Viro.
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