La N-420: un asunto muy serio

puerto del calatraveño

Sin explicación. Que en una carretera nacional ocurran sucesos como el de Fuencaliente, donde murió un joven cordobés, es algo que cuesta mucho trabajo digerir en estos tiempos.

Juan Ruz

07 de abril 2013 - 01:00

LO ocurrido el pasado lunes en la carretera N-420 (Córdoba-Tarragona) a la altura de la localidad castellanomanchega de Fuencaliente -en el límite entre Los Pedroches y Ciudad Real- es una tragedia. Dos personas perdieron la vida tras caer al río Yeguas, ya que el puente que cruza el cauce se derrumbó espectacularmente. Este suceso lamentable ha tenido un gran impacto en la provincia porque una de las víctimas es un vecino de Villanueva de Córdoba, Miguel Ángel Pozuelo, de apenas 23 años, que simplemente circulaba por allí. La otra víctima es un camionero, Manuel Expósito, que al igual que el joven jarote pasaba por el lugar cuando su camión cayó al barranco.

Pese a la prudencia que requiere el asunto -con familias destrozadas por el dolor-, sí es verdad que merece un análisis, entre otras cosas porque es inexplicable lo sucedido. Que en una carretera que tiene el rango de nacional y cuyo titular es el Ministerio de Fomento ocurran episodios como este es algo que cuesta mucho trabajo digerir, por mucho que las inclemencias meteorológicas hayan sido tan adversas y dañinas en estas últimas semanas. El delegado del Gobierno central en Castilla-La Mancha, Jesús Labrador, dijo después del accidente que lo sucedido es "un fenómeno natural en unas condiciones que no se daban en este último siglo", en referencia a la fuerza del río Yeguas y el volumen de lluvia caída, lo que provocó a su vez que arrastrara el puente y se generara un hueco en la calzada, por donde se despeñaron los vehículos de las dos víctimas mortales.

La verdad es que parece una afirmación a la que habría que añadir algunos matices y, al hecho irrefutable de las fuertes precipitaciones, sumarle otras cuestiones, como si el mantenimiento de esta carretera ha sido el adecuado o si se podía haber anticipado alguna medida de seguridad antes de que ocurriera esta terrible tragedia. No es cuestión de culpabilizar al Ministerio de Fomento directamente o juzgar si el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha ha estado más o menos acertado en sus declaraciones.

En este tipo de situaciones es preferible reflexionar y analizar los hechos. Lo ocurrido antes y la reacción de después. Por ello, bien harían quienes tienen la responsabilidad de garantizar la seguridad en las carreteras, y sobre todo en esta N-420, en escuchar al pueblo de Fuencaliente y al de Villanueva de Córdoba (unas 3.000 personas el pasado viernes), que ha salido a la calle a exigir garantías y que se actúe ya, ¡pero ya!, en esta vía de comunicación para que sucesos como este no vuelvan a repetirse. Tampoco estaría mal mostrar un poco de sensibilidad con las familias de las víctimas, ofrecerles cuantas explicaciones sean posibles y resolver a la mayor brevedad las denuncias que presumiblemente presentarán por lo ocurrido. Algo ya se ha hecho, tanto en el plano sentimental como en el de ejecutar obras de emergencia, valoradas por el propio Ministerio de Fomento en 3,4 millones de euros, una cantidad que revela la importancia de los trabajos a realizar.

También sería aconsejable pensar qué hubiera pasado si este mismo derrumbe se hubiera producido en otras circunstancias, porque el paso por la N-420 no sólo es cosas de quienes habitan en Los Pedroches, sino que incluso se ha propuesto históricamente como una ruta alternativa para quienes en las llamadas operaciones retorno viajaban al centro de la Península y, antes de llegar a Montoro, se les aconsejaba evitar Despeñaperros por este itinerario. Imaginemos por un segundo que el día de los fatídicos accidentes, Lunes de Pascua para más señas y día festivo en muchas comunidades, cualquier otra incidencia hubiese obligado a desviar el tráfico por ese recorrido, ya maldito para muchos, como se ha hecho tantas y tantas veces durante años.

Cierto es que sólo se trata de especulaciones, las mismas que deberían plantearse quienes tienen la responsabilidad de que el estado de esa vía sea el mejor posible. Dicen en Fomento que no ha habido abandono en el cuidado de la carretera. Sus argumentos tendrán para defender esa afirmación. Desde la prudencia, la sensatez y el respeto a las víctimas, lo que está claro que garantizar un tránsito seguro por la N-420, ya sea en Córdoba o en Ciudad Real, es un asunto muy serio y como tal debe resolverse. Sin dilaciones.

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