La Maquinilla: diez años de lucha para recuperar el patrimonio industrial del Alto Guadiato cordobés
Asociaciones
La asociación celebra su primera década de vida con la inauguración del centro de interpretación de la vía verde en una antigua caseta guardavía
La asociación La Maquinilla, un grupo de voluntarios que lucha por la recuperación del antiguo patrimonio ferroviario e industrial en la comarca del Alto Guadiato, celebra su décimo aniversario entre reivindicaciones pero con un buen puñado de logros conseguidos. El último ha sido la apertura del centro de interpretación de la vía verde, ubicado en una antigua caseta guardavía rehabilitada en lo que era la antigua estación de Pueblonuevo El Terrible, actual Peñarroya-Pueblonuevo.
"Cuando empezamos, algunos nos tomaban por locos y había muchas críticas por que se invirtiera dinero y esfuerzo en recuperar el patrimonio industrial. Algunas de esas críticas no han cambiado, pero ya empiezan a verse algunos logros", destaca el presidente del colectivo, Rubén Cañamaque, satisfecho por que el trabajo desinteresado del colectivo haya empezado a dar sus frutos, a veces, con escasa colaboración institucional.
El reto más visible en todo este tiempo ha sido la puesta en valor de los primeros tramos de la vía verde de La Maquinilla, que sigue el trazado del antiguo ferrocarril de vía estrecha Peñarroya-Puertollano. El colectivo está orgulloso de que ya sea posible transitar por 38 kilómetros, los que discurren entre Peñarroya-Pueblonuevo, Belmez y Villanueva del Duque, aunque Cañamaque recuerda que el compromiso inicial, en el año 1996, fue recuperar el trazado completo, un total de 97 kilómetros, "y los compromisos hay que cumplirlos".
En este sentido, recuerda que, de las tres vías verdes trazadas en aquella época, las dos del Sur están completas -la del Aceite y la de la Campiña-, pero no la del Norte. "Ha habido avances evidentes, pero gran parte sigue pendiente", incide. Actualmente, se trabaja en ampliar 17 kilómetros hasta Fuente Obejuna, aunque falta más.
La puesta en marcha de esta infraestructura, acompañada ahora por la apertura del centro de interpretación, ha servido para el desarrollo de un incipiente sector turístico, con empresas de ocio activo, alojamientos y bares en distintos municipios, lo que al final -valora- beneficia a todos. Y es que cada vez hay más ciudadanos interesados en practicar este tipo de turismo y en descubrir nuevos lugares, e incluso paisajes mineros como los de Blaenavon (País de Gales) o la cuenca del Ruhr, antiguo corazón industrial de Alemania, han sido declarados Patrimonio Mundial por la Unesco. En el Guadiato, no obstante, queda mucho camino para salvar todo el patrimonio abandonado, como ellos mismos reconocen. Hace justo un año, se recuperó la monumental chimenea de La Papelera. Paso a paso.
En la puesta en marcha del centro de interpretación, La Maquinilla ha invertido un total de 22.000 euros, de los que la Junta ha aportado 15.800, 2.000 el Ayuntamiento y el resto, hasta 3.000, la propia asociación gracias a donaciones de particulares y entidades, como la Fundación Progresa, que ha aportado 500 euros. El centro, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) junto a otros muchos bienes del patrimonio industrial de la zona, abre los sábados y domingos de 10:00 a 13:00 y de forma discrecional para exposiciones o conferencias a la manera de un centro cultural. También ofrece información turística de toda la comarca, con los principales hitos a visitar en el entorno.
En las dependencias también hay espacio para un pequeño museo con elementos que estuvieron relacionados con el ferrocarril Peñarroya-Puertollano. Entre el listado de "objetos curiosos", Cañamaque enumera billetes de tren de hace 80 años, faroles centenarios, un casco minero del siglo XIX, briquetas (el combustible que se le echaba a la locomotora), cestas para el transporte o placas de las antiguas locomotoras, como las que los integrantes de La Maquinilla muestra en la foto.
La línea se inauguró en 1895 y se cerró en 1970, lo que marcó el declive de la comarca, con el cierre de la actividad minera y una preocupante pérdida poblacional que aún se mantiene. "No vamos a parar. Cuando empezamos había cero kilómetros de vía verde y nos organizamos en una ola de indignación ciudadana. Ahora somos un colectivo más proactivo que reivindicativo, pero seguimos en la lucha", dice Cañamaque.
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