Los 27 puntos de contracción en la tasa acumulada notificados este viernes significa el primer descenso de este indicador acumulado computado en Moriles desde el 12 de enero. En aquellos días, el sosiego y la mediocre naturalidad que permite la pandemia fluían en esta localidad de la Campiña Sur mientras el índice de contagios ni siquiera alcanzaba los 100 positivos por 100.000 habitantes.

Un mes después, la impetuosidad del virus ha destruido la calma y la propagación del coronavirus se extiende por familias enteras. Ni el cierre perimetral, impuesto el 21 de enero y, tampoco, la suspensión de toda actividad no esencial, han surtido el efecto pretendido.

Salud imponía el nivel máximo de alerta en Moriles el pasado 25 de enero y, en las dos semanas consumidas, el indicador de referencia ha aumentado en 1.650 puntos. La última actualización publicada por el Instituto de Estadística y Cartografía asigna a este municipio de 3.700 habitantes un tasa de 2.729 puntos, únicamente superada, en la provincia de Córdoba, por Torrecampo que, ubicada en el Distrito Sanitario Norte, apunta 2.788.

La ineficacia evidente de las medidas de prevención y control de la epidemia ordenadas por la Junta y las escasas competencias municipales angustian a un Ayuntamiento atosigado. Febrero arrancaba con una elevación abrumadora de la tasa –de más de 800 puntos- y el abismo de los 3.000 puntos suponía una amenazaba apabullante.

En esta tesitura, con las palabras agotadas, la alcaldesa, Francisca Carmona (PSOE), ha realizado un llamamiento “a la desesperada” y reclama, por enésima vez, obviar los contactos sociales y familiares que excedan de los núcleos de convivencia.

Un último bando municipal que intensifica la máxima potencia las atribuciones locales, bordeando el límite, enfocar el germen de las infecciones y la expansión del virus. Como recomendación “estricta” general, el Consistorio pide a sus vecinos que, salvo por causas inaplazables, permanezcan, cada día, en sus hogares a partir de las 18:00.

Cierre de El Carmen y prohibidos los corrillos

El catálogo de prohibiciones y sugerencias es meridiano e inflexible. El Ayuntamiento, bajo multas, por incumplimientos, de 3.000 euros, cierra al tráfico la urbanización de El Carmen y suprime el tránsito peatonal desde las 18:00; elimina los corrillos en los exteriores de bares, restaurantes y entidades; e impedirá la concentración de más de cuatro personas en la vía pública.

La plaza de la Constitución -y demás espacios públicos que inviten a las reuniones- ha amanecido este viernes cercado con precinto policial. El Ayuntamiento, asimismo, enfatiza la urgencia de posponer todo encuentro en parcelas, bajos o cocheras. En relación a los diversos trámites, se aconseja el formato telemático y las compras mediante servicio de reparto a domicilio. Desde la administración local se realiza, puerta a puerta, la recogida de basura en los domicilios de las personas confinadas.

La regidora, insistentemente, en sus habituales intervenciones públicas, dirigiéndose a sus convecinos, habla de “situación de extrema gravedad”.

La Policía Local continúa supervisando la cuarentena de los residentes en Moriles que han dado positivo por covid-19 y estos agentes, junto con la Guardia Civil, despliegan frecuentes controles que vigilan el cierre perimetral. “No son las normas del agrado de todos”, reconoce Carmona, al tiempo que indica que “debemos confiar en que las deciden expertos y concluye que las infracciones “a quienes más perjudican”, en el plano económico, aparte, lógicamente, de los enfermos, “es a los negocios que han tenido que cerrar” y que habrían de continuar sin abrir al público si el Comité Territorial de Alertas de Salud Pública de Alto Impacto renueva, este próximo lunes, el nivel 4-2 en Moriles.