Infancia Solidaria dona a familias lucentinas el material escolar recopilado para su guardería en Kenia

La crisis sanitaria impedirá a los miembros de la organización volar hasta África este próximo verano

Un miembro de Infancia Solidaria y la edil de Servicios Sociales de Lucena, Carmen Gallardo.
Un miembro de Infancia Solidaria y la edil de Servicios Sociales de Lucena, Carmen Gallardo. / M. González
Manuel González

22 de abril 2020 - 20:13

La cooperación pragmática, efectiva y sin fronteras que abandera y plasma Infancia Solidaria revertirá en numerosos menores de familias lucentinas. Niños que ayudan a niños, lema originario, definitorio y real de esta ONG radicada en Lucena, se alza hasta su mayor expresión de reciprocidad e igualdad con su última acción benéfica.

La pandemia y la subsiguiente alerta sanitaria mundial han anulado la octava expedición a Kenia que integrantes de este colectivo, que ya ha conseguido enderezar más de 400 vidas incipientes, había programado en el transcurso del próximo verano.

En este país africano, desde hace varios años, la asociación que coordina en Andalucía el lucentino Ángel Parejo apadrina y financia una guardería donde habitan, estudian y vislumbran un futuro seguro y prometedor unos 75 niños huérfanos de entre 3 y 14 años.

La constante pedagogía y el incombustible dinamismo de esta fundación propician que distintas empresas e instituciones contribuyan al mantenimiento de este centro educativo y humano ubicado en la ciudad oriental de Lamu. Anualmente, las aportaciones obtenidas son embarcadas en el mismo avión que transporta a los voluntarios

En esta ocasión, alumnos de la Escuela Oficial de Idiomas de Lucena entregaron a esta causa varios lotes de material escolar que, finalmente, por la crisis del coronavirus, permanecerán en España. La emprendedora versatilidad de Infancia Solidaria adaptó la finalidad originaria y, con el consentimiento de los generosos estudiantes, estos recursos didácticos favorecerán a escolares locales.

"Nos veíamos en la necesidad y en la obligación de estar una vez más con los niños más desfavorecidos y entendíamos que los de nuestra localidad nos necesitaban", relata Ángel Parejo. El desgarro económico causado por el coronavirus ha derrumbado la subsistencias domésticas previamente frágiles, acrecentando, además, la vulnerabilidad de entornos anteriormente deprimidos. En Lucena, el Ayuntamiento ha debido incrementar exponencialmente las prestaciones sociales desde el inicio del estado de alarma.

Infancia Solidaria acordó encomendar a la delegación local de Servicios Sociales la oportuna distribución de cuadernos, gomas de borrar, sacapuntas, lápices de colores, ceras o plastilinas ya recopilados y la propia concejala de este departamento, Carmen Gallardo, ha escenificado la recepción del material escolar. Parejo expresa que "estábamos en deuda, porque hay muchos colegios de Lucena y muchísimos niños que nos ayudan a que otros niños puedan venir a operarse y también a que la guardería siga funcionando".

La activa inquietud de Infancia Solidaria por los crudos contextos de más de un centenar de alumnos lucentinos ha trascendido de este primer valioso gesto. Al advertir la carencia de recursos tecnológicos que acusan estos estudiantes, y que les imposibilita cursar normalmente un programa lectivo forzosamente telemático, sus componentes acordaron destinar 1.000 euros a la compra de ocho tablets. Estos dispositivos electrónicos se añaden a otros setenta, aproximadamente, adquiridos directamente por el Consistorio que, también, garantizará la conexión a Internet de los niños que lo precisen.

El dinero asignado por Infancia Solidaria a esta finalidad perentoria proviene de los fondos reservados para pagar los traslados a España, desde América y África, normalmente, junto a sus madres, de menores gravemente enfermos y en cuyos lugares de origen la subsanación médica de sus complejas patologías es inviable.

La suspensión internacional de los vuelos ha paralizado la llegada a nuestro país de cuatro niños que ya habían logrado la autorización preceptiva, relativa a sus intervenciones quirúrgicas, de la Consejería de Salud.

Además, actualmente, dos menores de El Salvador aguardan, respectivamente, en Córdoba y Sevilla, someterse a arriesgadas operaciones que han de resolver sus severas cardiopatías. El mismo padecimiento que empieza a superar, después de sobreponerse a su estancia en el quirófano, otro beneficiario keniata de este programa, denominado Sana Sana, y que reside, igualmente confinado, con su familia de acogida, en Granada.

Y, en estos momentos, los nombres de hasta 40 niños, con problemas de salud incompatibles con su porvenir, claman por una oportunidad elemental en una lista de espera, paralizada por el covid-19, y que intranquiliza, frustra y atormenta a Infancia Solidaria.

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