"Defenderé el Parque Agroalimentario hasta las últimas consecuencias"

El regidor confiesa que nunca se vio en la Alcaldía porque no es un hombre "de partido" "No hay moto que vender ni tiempo para venderla. Es el momento de arrimar el hombro", reflexiona

Francisco Juan Martín, en el Palacio de la Merced.
Ángel Robles

27 de mayo 2013 - 05:01

El alcalde de Aguilar de la Frontera, Francisco Juan Martín (PSOE), completa hoy su equipo de gobierno con la llegada de un nuevo concejal. El regidor, que sustituye a Francisco Paniagua tras su salida de la Alcaldía, confiesa que nunca se vio al frente del Ayuntamiento aguilarense.

-Lleva ya unas semanas en el cargo, ¿cómo lo digiere?

-Con mucha ilusión y mucha responsabilidad, al tiempo que un poco aturdido por las circunstancias que se han dado, pues lo que ha ocurrido no estaba programado. La verdad es que no me he sentido dueño de mi destino, sino de las circunstancias. Llevaba diez años de concejal y era el único que quedaba de la remesa que entró con Francisco Paniagua, así que me ha tocado. Por otro lado, aunque soy consciente de la situación actual de crisis y de paro, hay proyectos que ilusionan y que pueden generar empleo y oportunidades de desarrollo. Ahí hay que centrarse.

-¿Cómo reaccionó cuando Paniagua anunció que se iba?

-Lo comentó una semana antes de hacerlo público en el Pleno. Sabíamos del cansancio que tenía, porque diez años como alcalde queman mucho, pero para nosotros fue un shock bastante fuerte. Le dije todo lo que pude para que continuara. Francisco Paniagua valoró los múltiples escenarios que se podían presentar y decidió hacer un último servicio por Aguilar. Podía haberse mantenido más tiempo, pero sabía que la situación podía generar interinidad e inestabilidad. Lo meditó de una forma tranquila y serena.

-¿Y en ese momento pensó que podría convertirse en alcalde?

-Nunca me he visto como alcalde, porque nunca he hecho vida política ni de partido, nunca he tenido ese objetivo. Entiendo que para un ciudadano ser alcalde es el máximo orgullo, pero en mi caso soy más consciente de la responsabilidad que del orgullo.

-Ahora que se habla mucho de la herencia recibida, ¿en qué situación se ha encontrado el Ayuntamiento de Aguilar?

-Soy el único político de España que puede hablar de una herencia positiva. Francisco Paniagua se ha ido después de diez años de trabajo, de honradez, de haber cambiado la fisonomía de la ciudad por completo. Desde una entrada hasta otra no hay un barrio donde no se haya actuado y donde no se hayan construido equipamientos de primera categoría. Y, por otro lado, me deja un Ayuntamiento completamente saneado, con unas cuentas más que limpias. Me deja, además, su maestría. Ya me gustaría cuando termine parecerme en algo a Francisco Paniagua.

-¿Cuáles son sus proyectos más inmediatos?

-Consolidar y asegurar todo lo que habíamos iniciado en la etapa anterior. El principal, por supuesto, mantener el proyecto del Parque Agroalimentario, que es fundamental para Aguilar y para la campiña. No es un proyecto local, sino que cobra sentido por su carácter comarcal, pero tenemos que ser conscientes de que la situación económica actual es diametralmente opuesta a cuando se inició. Está claro que en el proceso de urbanización vamos a tener problemas porque no creo que haya ninguna entidad financiera que vaya a apostar ahora por algo así. En una etapa en la que se están cerrando cada día más empresas, pensar que vamos a llenar un millón y medio de metros cuadrados es de ilusos.

-¿Qué fechas maneja?

-Si algo me ha enseñado la política, es que no se puede hablar de fechas. Lo único que puedo decir es que la continuidad estará garantizada. La situación es la que es. Tenemos ya cinco o seis empresas que pueden venir, pero no hay colas. Un alcalde, cuando abre la puerta de su despacho, no ve una fila de empresarios. La realidad es que nos encontramos a vecinos que tienen problemas para pagar la luz, que no pueden afrontar la hipoteca o que tienen que dar de comer a sus hijos. Así que hay que analizarlo todo, porque a nadie le gusta tener un polígono lleno de jaramagos o un aeropuerto sin aviones. Eso sí, es un proyecto de futuro y tengo la obligación de defenderlo hasta las últimas consecuencias.

-Cada vez hay más municipios que están apostando por el turismo. ¿Se ve Aguilar en esa línea?

-Sí, Aguilar de la Frontera tiene también que apostar por el turismo. De hecho, se está terminando un plan. Lo que necesitamos es un plan de dinamización, en el sentido de que hay monumentos religiosos y civiles de una valía incuestionable y un patrimonio natural importante, con las lagunas del Rincón y de Zóñar. Tenemos todos los recursos, pero hay que convertirlos en productos.

-¿Cuáles son las principales cuentas pendientes que tienen las administraciones con su localidad?

-La Junta de Andalucía está claro que es la apuesta por el Parque Agroalimentario. Tiene que volcarse porque es un proyecto propio. Y en cuanto a la Diputación, tiene muchos frentes abiertos. Desde el año 2010, cuando se produjeron las lluvias torrenciales, se han mejorado caminos rurales y se ha trabajado mucho, pero hay carreteras provinciales que no se encuentran al 100% y cualquier avenida de agua las daña. Estoy seguro de que van a responder sí o sí.

-El equipo de gobierno de Aguilar tiene una situación difícil. ¿Está en condiciones de que salgan los proyectos?

-La situación es complicada, pero lo que se necesita es diálogo y trabajo común. Todos somos conscientes de que quedan dos años para las próximas municipales. No estamos aquí para hacer grandes proyectos. No hay moto que vender, ni tiempo para venderla. Sólo queda arrimar el hombro y trabajar. Es el momento de olvidarse de partidos.

-En estas semanas al frente del Ayuntamiento, ¿cuáles han sido las principales peticiones de los vecinos?

-Trabajo, trabajo y trabajo. Estamos en una situación de peligro de exclusión social de un número muy elevado de ciudadanos. Tenemos unas clases medias empobrecidas, con una situación que nadie podía imaginar. Hay jóvenes recién licenciados que no ven un futuro esperanzador y se enfrentan a la inmigración como una salida. La Alcaldía es el primer sitio adonde la gente va a llamar.

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