Puerto del calatraveño

Bienvenida, mrs. Álvarez

EL protocolo pasaba por ir a la peluquería, impregnarse de olores manados de un exceso de Varón Dandy moderno -ellos- o de multigotas de añejo Don Algodón de gran reserva -ellas- y colocarse uno de los mejores trajes de esos que nunca faltarían a la hora de saborear una buena copita de Don Perignon. Y es que, para muchos de los políticos cordobeses, la inauguración de la Variante de Encinas Reales debía de ser la pose del verano, una instantánea casi o más importante que la de la Obregón en las playas de Ibiza con un ceñido bañador o biquini que no impide que nos demos cuenta de que hay que esconder algo del cuerpo con el paso de los años.

Muchos de ellos dan media vida -y no política, precisamente- por que sus allegados, familiares y conocidos les digan que han salido en el Canal Sur junto a la ministra de Fomento. Ya lo dijo Pareto, la política es una extraña ciencia que a veces únicamente entienden los que se dedican a ella, porque no sólo los socialistas esperaban poner cara interesante a la hora de que el fotero o el cámara de turno inmortalizara el corte de cinta. Los del PP e IU y algún andalucista que otro también había soñado con su momento de gloria al lado de Magdalena. La ocasión lo merecía. Era el tramo padre de los retrasos en la obra de la faraónica carretera y uno de los de más deseada apertura. La puesta en servicio de sus apenas algo más de cuatro kilómetros se tenía que traducir en el fin de las interminables colas de coches dibujadas sobre la N-331 en la travesía de Encinas Reales; o lo que es lo mismo, miles de minutos muertos a la espera de que se descongestionara el atasco que impedía la llegada o la vuelta más o menos tranquila a o desde la Costa del Sol. Sabían que era un tramo especial y, por lo tanto, con un corte de cinta muy mediático.

Pero lo que no esperaban muchos de ellos era que se cruzara por medio el Congreso Federal del PSOE al que, obviamente, Magdalena no podía faltar. Los del PP aprovechaban la ocasión para recriminarle a la responsable de Fomento que a qué esperaba para venir a cortar la cinta si la carretera estaba acabada y los viajeros, ya en época estival y con la llamada susurrante y casi erótica de la playa, necesitaban la Variante para sortear esos inaguantables kilómetros de circulación ralentizada en la N-331. Se lo recriminaban al mismo tiempo que no hubieran visto nada mal aparecer en los medios lo más cerca posible de Magdalena y no precisamente para desayunársela mojada en críticas de buena o mala leche, sino para también verse en la foto lo más cerca posible de la cinta. Lo que ocurre es que no hubo foto. La ministra no llegó y no se le pudo recibir con una alegría acompañada de "un olé tu padre, olé tu madre y olé tu tía". En la variante no se oyó la banda sonora de Bienvenida, mrs. Álvarez

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