La tribuna

José Joaquín Fernández Alles

La renovación de los partidos políticos

La renovación de los partidos políticos
La renovación de los partidos políticos

11 de julio 2025 - 03:06

Aunque por motivos muy distintos, tanto el PSOE como el PP han acordado cambios organizativos de máximo nivel en sus órganos directivos. Lo han comunicado en un ambiente de agotadora convulsión política, con los ciudadanos ya exhaustos de información sobre tramas corruptas y regeneraciones que nunca llegan, y de fondo, la generalizada crisis de las democracias parlamentarias convertida en uno de los grandes temas de debate académico. Se distinguen a tal fin las manifestaciones globales y las internas de lo que Bauman anticipó como “crisis del Estado”. Entre las primeras, sobresalen las campañas externas de fomento de la desafección política (crítica destructiva al sistema) para prefabricar las crisis, a continuación, la irrupción de partidos inducidos por intereses exteriores y, después, como consecuencia directa de lo anterior, la fragmentación política y la llegada al poder de los partidos extremos y populistas, con rentabilidades estratégicas/económicas a medio plazo. En cuanto a las manifestaciones internas, destacan la falta de democracia de los partidos o la utilización de la educación para promover ideas contrarias a la convivencia (art. 27.2 CE).

Diagnosticados los males, los autores invocan el Laboratorio de Weimar, referido a la experiencia sufrida por Alemania bajo la vigencia de su Constitución de 1919, texto cuyos graves defectos estructurales y de aplicación fueron aprovechados por sus enemigos interiores y exteriores para convertir “desde dentro del sistema” la democracia constitucional en un régimen totalitario y, de paso, perpetrar masivas violaciones de derechos humanos. Un laboratorio que sirvió de referencia para extraer conclusiones y aprender las importantes lecciones que sentaron las bases de las vigentes Constituciones de Italia, Francia o Alemania, de tanta influencia en la Constitución de 1978.

Para prevenir los ataques contra los derechos humanos y la democracia, las constituciones asumirían el carácter sagrado de la dignidad y los derechos fundamentales, la defensa del Estado de Derecho o la recuperación del bipartidismo (imperfecto en la mayoría de los casos). Y frente a las corrosivas corrientes nacionalistas (disfrazadas de falsos patriotismos, separatismos y radicalismos), se adoptaron los postulados del humanismo personalista, al que se adscribieron los redactores de las citadas constituciones (en España, Peces-Barba…) y los fundadores de la UE.

En cumplimiento de estos postulados de la sociedad abierta, España firmó hace justo 40 años su adhesión a la actual UE y, previamente, asumió el denominado espacio constitucional, que muchos confunden con el centro político. El pacto constitucional de convivencia no se ubica, como se opina con error, en el centro del espectro ideológico, sino en el denominado “espacio constitucional”, que es algo muy distinto. El espacio constitucional se concibe como punto de encuentro, mínimo común denominador y norma suprema que recoge lo que nos une y no nos separa, lo cual no tiene por qué ser de ideológicamente de centro. En el espacio constitucional no caben planteamientos de deslegitimación de la Constitución –propio de los malos constitucionalistas (Hesse)–, como tampoco las interpretaciones partidistas del pacto de convivencia. Fuera del espacio constitucional, empiezan las legítimas diferencias políticas reflejadas en las leyes.

En el actual contexto político siempre son bienvenidas las reformas en la organización de los partidos, pero nunca serán suficientes si no se dan motivos al electorado para desoír cantos de sirenas de los nacionalismos (centrípetos o centrífugos) y elegir la receta que nos lega la historia constitucional: el protagonismo de dos grandes partidos políticos regenerados y unidos en el espacio constitucional. Por ahora, ni el PSOE con la colonización política de las instituciones constitucionales, ni el Gobierno andaluz con su destrozo de la sanidad pública están facilitando la decisión de los ciudadanos.

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