Pedro Pablo Pérez Hernandez

Consecuencias económicas del apagón

La tribuna

12142580 2025-05-01
Consecuencias económicas del apagón

La Península Ibérica y parte del sur de Francia sufrieron el lunes 28 de abril un corte total del suministro eléctrico que afectó desde las 12:30 horas y perduró hasta altas horas de la madrugada, siendo su recuperación desigual a lo largo del territorio. Las consecuencias de esta situación fueron muchas y en muchos sentidos. En lo que se refiere al ámbito económico podemos decir que hubo una parálisis en la actividad económica total pues el colapso eléctrico afectó a todos los sectores económicos en mayor o menor medida, excepto en aquellas empresas e instituciones públicas y privadas que tenían capacidad propia de generación de electricidad (aunque siendo sinceros, muy pocas). En economía no es fácil acertar, pero sí podemos intuir cómo ha afectado a nuestra economía este parón por apagón eléctrico. Por otro lado, hay elementos cuantitativos y cualitativos que deben ser considerados.

Comenzando por los primeros, la variable económica más afectada desde la óptica de la demanda es la del consumo de los hogares pues desde las 12:33 horas se pudieron realizar menos compras físicas y online. Si tenemos en cuenta los datos existentes de 2024 podemos decir que en las horas que van desde que se apagó el suministro eléctrico el consumo que los hogares realizan en la calle (tiendas, restauración, etc.) podría estar entre unos 1.000 y 1.400 millones de euros. A esto podríamos sumar las exportaciones que dejaron de realizarse, así como los servicios públicos que dejaron de prestarse que podrían haber sido en torno a una cantidad algo superior. Las otras grandes variables de demanda como son inversión, exportaciones e importaciones podemos decir que su incidencia cuantitativa ha sido bastante más reducida y difícilmente cuantificable en estos términos.

Por otro lado, desde la óptica de la producción su reducción es evidente, si bien su cuantificación es más compleja pues no afectó de igual modo a todos los sectores productivos pero los datos ya publicados por distintas organizaciones e instituciones podrían ser posibles.

Aun siendo cuantiosa la reducción de la demanda y de la producción en nuestro país, considero aún más graves las negativas expectativas que hemos creado dentro y fuera de nuestras fronteras que difícilmente son medibles a corto plazo pero que sin duda tendrán sus efectos a medio plazo. Estamos hablando de las inversiones nacionales y extranjeras, que ante las circunstancias acaecidas se pensarán varias veces si conviene o mejor no invertir aquí o buscar inversiones que proporcionen mayor seguridad y estabilidad a su producción de posibles demandantes de nuestros productos por el resto de los países del mundo.

Además, este parón tendrá sus efectos en nuestra baja productividad que, si de ya de por sí es de las más bajas de la Unión Europea, deja una visión aún peor de esta variable clave para quienes desean invertir aquí. El dinero, como todo el mundo sabe, es muy miedoso y quiere seguridad en todo, y, sin duda, el sector energético que es transversal para toda actividad económica y de vida debe proporcionar absoluta tranquilidad a inversores, consumidores y personas que desean llevar a cabo una actividad económica o simplemente estar en nuestro país de visita en lo que denominamos nuestra mayor industria nacional, el turismo.

Sin duda, la imagen dada a todo el mundo ha sido todo lo contrario que se espera de una economía como la nuestra. Para mantener el crecimiento de una economía que, como la española, adolece de determinados equilibrios, las expectativas proporcionadas no ayudan en absoluto. Su recuperación es urgente y vital para nuestra economía y para generar la confianza necesaria para quienes están y aquellos que están pensándose venir. En mi modesta opinión, esto es mucho más valioso que lo que ha supuesto la caída de la producción y de la demanda en las horas de ayer. Lo que no tengo claro es si esto último es estimado por quien debe en lo que realmente vale.

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