El lanzador de cuchillos

¡Que os vote... Chocho Volador!

Hay cada vez más españoles que tienen la sensación de que los miembros del Gobierno nos abroncan

De los pecados que no podremos pasar por alto a esta izquierda de tics autoritarios que nos malgobierna, hay uno que el sedicente progresismo, admirador de aquellos regímenes en los que menos se progresa, lleva en los genes como el Barcelona porta el victimismo en el escudo: despilfarrar el dinero de los contribuyentes para asegurarse el voto de la clientela. El sanchismo es una calamidad, una plaga bíblica, pero en lo de preferir repartir miseria a generar riqueza bebe de fuentes históricas. En Andalucía sabemos mucho del asunto porque nos ha pastoreado el PSOE tantos años como Franco. La gran corrupción moral del socialismo andaluz no fue otra que la de dilapidar conscientemente el capital humano y económico de nuestra tierra con la única intención de perpetuarse en el poder. Pedro se quedó con el cante del pitas pitas, pero hay cada vez más españoles que tienen la molesta sensación de que los miembros y miembras de la coalición gobernante nos abroncan, persiguen, crujen a impuestos y exigen sacrificios ilimitados mientras ellos y sus acólitos viven como dios a "costa nostra". Sánchez y Calviño podrán decir misa cantada, pero eso no mitiga la percepción de expolio en el currela que se levanta a las cinco de la madrugada - la hora en que el sobrino del Tito Berni se ha pegado el último trallazo- para levantar la persiana de un negocio que no sabe si este mes le dará para pagar las facturas y escucha donde Herrera la historia de las botellas de vino a 1.000 euros en Ramsés. Si al pobre tendero se le van los ojos involuntariamente hacia el escote de la vecina de arriba le acusarán de machista y acosador, pero ellos, los políticos socialistas, se pueden ir de putas con el sueldo que le pagamos todos los españoles porque por la mañana, con las mismas manos con las que magrearán las tetas de Betty la cachonda, han pulsado en el Congreso el botón del voto feminista que les exime de toda culpa. Y, claro, el tipo de la ferretería, que está hasta las narices del Falcon de Sánchez, la dacha de Montero y los diputeros de El Viso, cuando oye las explicaciones ridículas del portavoz socialista en el Congreso, le pega dos hostias a la radio por no dárselas a Patxi López en la jeta de cemento armado que maneja. Y sale a la calle gritando "¡que os vote… Chocho Volador!".

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