Por montera
Mariló Montero
Y ahora, dónde vamos
En tránsito
Los que han visto Todo a la vez y en todas partes, la película ganadora de los Oscar, dicen que es tan confusa e ininteligible -voluntariamente ininteligible- que es imposible saber si es una parodia o un disparate o una fascinante aventura creativa o simplemente un delirio psicótico. En cualquier caso, esta ensalada incomible que nadie sabe muy bien qué es -empezando por sus propios creadores- representa a la perfección el espíritu de nuestra época. Todo a la vez y en todas partes: ese debería ser nuestro lema. Aplastados por toneladas de informaciones triviales, bombardeados por millones de datos absolutamente inútiles, cualquier clase de sintaxis que intentemos usar para estructurar la realidad se convierte inmediatamente en inservible. Y eso nos impide tener una idea aproximada de lo que ocurre, incluso de lo que ocurre delante de nuestras propias narices. El gran teatro del mundo ha mutado en una red de multiversos paralelos que están todos en el mismo sitio porque en realidad no están en ningún sitio, ya que actúan como agujeros negros que engullen la realidad y la transforman en nuevos metaversos, o agujeros negros, o lo que sea que los llamemos.
Ahora mismo acabo de leer que en la provincia de Cádiz van a tener que contratar empleados de hostelería procedentes de Marruecos. En alguno de los multiversos paralelos en los que vivimos, Cádiz es la provincia con mayor desempleo (en un país, España, que tiene los niveles más altos de desempleo de toda la Unión Europea: un 13%, para ser exactos). Pues bien, en otro multiverso paralelo, esa provincia con más paro del país con más paro de Europa tiene que contratar trabajadores extranjeros. Supongo que ahora llegará un nuevo multiverso paralelo -en forma de informe emitido por una universidad- que nos dará una explicación razonada de este fenómeno, que quizá no sea más que un trastorno de la percepción o un leve desajuste cognitivo. Todo a la vez y en todas partes.
Lo bueno que tiene esto es que todo resulta muy divertido. Nadie entiende nada, y lo que es mejor, nadie tiene el más mínimo deseo de entender nada. Es más, el simple hecho de entender algo -el proceso de asimilar, analizar, deducir- ya se está convirtiendo en un fenómeno tan vetusto como consultar las vísceras de los gansos del Capitolio. En realidad, es mucho más seguro el horóscopo.
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