José Aguilar

¿Para qué sirve la FAMP?

la esquina

23 de octubre 2012 - 01:00

EL Partido Popular se ha salido de la FAMP dando el portazo con el que venía amenazando hace tiempo. La FAMP es la Federación Andaluza de Municipios y Provincias, el organismo que aglutina a los ayuntamientos, diputaciones y mancomunidades existentes en esta comunidad autónoma (y que se apunten, porque la incorporación a la FAMP es voluntaria).

La crisis de la que surge el abandono del PP tiene que ver con la representatividad y, por decirlo sin rodeos, con el control de la Federación, que suele ser la principal motivación de los partidos en sus relaciones con instituciones y organismos de todo tipo. Desde las elecciones locales de 2011, el Partido Popular ha estimado que el hecho de gobernar las ocho capitales de provincia, cinco diputaciones y más de 260 ayuntamientos (en total, el 65% de la población andaluza), habiéndole sacado al PSOE siete puntos porcentuales de diferencia de votos, exigiría que la presidencia de la FAMP recayera en sus manos.

Los socialistas, que la han presidido desde que se creó, en 1985, contraargumentan, estatutos en mano: por número de ayuntamientos y diputaciones, la suma PSOE-IU es superior a la que logró el PP, luego la FAMP debe seguir controlada por el partido mayoritario de la izquierda. Para consolidar su posición, el PSOE andaluz se apresuró a engordar la asamblea general del organismo adhiriendo a cuarenta mancomunidades (antes sólo había doce) que ellos dominaban, y que también votan.

Con posturas tan enfrentadas es lógico que haya transcurrido año y medio desde las elecciones municipales y no hayan encontrado una solución aceptable, y casi un año desde que hubo intento de asamblea re-constituyente que acabó como el rosario de la aurora. Últimamente, los populares propusieron una especie de presidencia compartida entre PP y PSOE -en realidad, rotatoria: un periodo equivalente a la mitad de lo que queda de mandato para cada partido-, que fue bien visto por el actual presidente de la FAMP, y alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano. Quizás era una salida razonable y equilibrada, pero fue rápidamente desautorizada por el número dos del PSOE andaluz, Mario Jiménez.

La incapacidad de los partidos para negociar y ceder en sus pretensiones, el sectarismo extremo de que hacen gala y la utilización abusiva de las instituciones para fines partidistas -uno de los principales: colocar en ellas a compañeros, familiares y clientes- es un gran cáncer de la democracia española. Con la FAMP, además, se da un mal añadido: si no ha funcionado desde hace año y medio y los ayuntamientos, diputaciones y mancomunidades tienen los mismos problemas, no más, que cuando funcionaba, los andaluces pueden preguntarse ¿para qué sirve la FAMP? Y con razón.

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