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El 23 de mayo le dan el Premio Princesa de Asturias de las Artes a la fotógrafa mexicana Gabriela Iturbide y el 4 de junio el de la Concordia al Museo de Antropología de México. Muy justos los dos, aunque la coincidencia también puede sugerir una cierta manipulación o intencionalidad política dado que las relaciones entre México y España no viven su mejor momento desde que, con ocasión de la celebración de los 200 años de la independencia, López Obrador pidió al Rey de España (y al Papa, de paso) una disculpa por “los agravios causados” durante la conquista. Una política continuada por Claudia Sheinbaum, que no invitó al rey en represalia por no haber dado respuesta a aquella misiva que motivó una nota de protesta del Gobierno de España.
Si los dos premios pretendían, además de reconocer los méritos de los premiados, dulcificar nuestras relaciones con México, no ha servido de mucho. La presidenta de México, en vez de saborear el caramelo de dos premios tan prestigiosos, lo ha escupido a la cara del país que los da. “Pues a ver si empiezan por ahí a pensar en pedir perdón”, ha dicho, considerando el premio “un pasito para el reconocimiento de las atrocidades de la conquista”. Felipe VI respondiendo por los Reyes Católicos y Carlos I, y el gobierno de 2025 por el de 1519. Simplificación, manipulación, descontextualización.
Supongo que es útil apelar a un pasado mitificado y buscar un culpable histórico cuando se preside el gobierno de un estado, si no fallido, sí al borde de serlo y un país que, según el registro de la Secretaría de Gobernación, suma 125.287 desaparecidos. Y que es más cómodo apelar a “crímenes” cometidos hace 500 años que ocuparse de los más de 40.000 asesinatos que se cometen anualmente. Otro Premio Princesa de Asturias, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, dijo en 2022 que no se puede “manipular la historia ni cometer el despropósito de tergiversarla”. Poniendo como ejemplo la “invención” por el gobierno de López Obrador de la fecha de la fundación de Tenochtitlán: “Se planeó lo de los 700 años de fundación de Tenochtitlán para que hubiera una coincidencia entre 1321, la fundación, 1521, la conquista, 1821, la independencia y 2021. Era una manipulación basada en documentos poco creíbles y que no se apegaba a la realidad”. Vale.
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