La Rayuela

Joaquín / Dobladez /

La risa del diablo

27 de diciembre 2015 - 01:00

EN los comienzos del diecinueve Nicolò Paganini compuso sus 24 caprichos. Un conjunto de piezas para violín solo que exige un elevado grado de virtuosismo y que el autor genovés dedicó no sin cierta maldad "a los artistas" El Caprice nº 13 que sería con los años rebautizado como "la risa del Diablo". Si la escuchan reconocerán nítidamente la risa, sin necesidad de estudiar partituras y digitaciones. Mi mujer la toca para calentar, ahí queda eso. Cuento esto porque esa melodía, a pesar del azúcar navideño, ha venido a mi cabeza de manera recurrente durante toda la semana. Y es que el escenario que ha quedado tras las elecciones generales del pasado domingo resulta terriblemente endiablado. El Partido Popular ha sido la opción más votada perdiendo más de tres millones y medio de electores. Se enfrenta a unos números insuficientes y una soledad elegida durante la pasada legislatura que pasa factura. Consiguió frenar el avance naranja y paradójicamente ahí reside parte de su drama. Rivera, como sabíamos, parece el único abierto a dejar pasar a Rajoy pero los números no dan.

El Partido Socialista ha sacado los peores resultados de su historia pero se ha convertido en el centro donde en teoría pivotaría cualquier posible solución. Improbable. Algunos anuncios de la dirección tras los resultados parecen sorprendentes cuando está en juego la gobernabilidad. Percibo una gran conmoción en la fuerza.

Ciudadanos, a pesar de entrar con cuarenta escaños, por extraño que parezca, ha perdido. De una lado las expectativas que generaban las encuestas y del otro porque no ocupa la soñada posición de bisagra que pueda condicionar el gobierno de España. Podrían acompañar un acuerdo, sí, pero sin ser determinantes. Podemos vio algo frenada la remontada. Las últimas andorranas le auguraban la segunda posición. Su efecto suma y su capacidad de aglutinar a buena parte de la izquierda es incontestable. Tendrá un gran grupo, eso sí, muy fraccionado, lo que también condiciona su margen de maniobra, especialmente por su primera posición en Cataluña. Así pues, una cuestión matemática condiciona un escenario de acuerdos improbables. La partitura exige a los ejecutantes estar a la altura. El multipartidismo era esto. Lo sabíamos. Ellos también. Ahora toca cocinar con todos los ingredientes. Entre ellos los principios, la responsabilidad y los compromisos con los votantes. Difícil receta. Si todo el mundo piensa en su posición respecto a una nueva cita electoral, ésta terminará llegando. Escribo esto el día de Nochebuena, supongo una breve pausa navideña… Ya está aquí otra vez. Me lo imagino en la cima de una montaña con una sonrisa de oreja a oreja. Esto no ha hecho más que empezar.

https://www.youtube.com/watch?v=3JNQVK9mgks

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