Aveces las cosas son exactamente lo que parecen. Miren a Donald Trump. Podremos criticar todo excepto la falta de claridad en sus propuestas. A una velocidad admirable, al tiempo que horrible, está poniendo en marcha su programa electoral firmita a firmita, rodeado siempre de unos señores con cara sospechosamente naranja. Estados Unidos volverá a ser grande. Millones de esclavos para su nueva empresa que se encargará de fabricar y dar utilidad a sus armas o destrozar el medio ambiente y lo que se ponga por delante. USA para los estadounidenses, primeras deportaciones y a apretar especialmente a los mexicanos. Su "América primero" está mucho más cerca de un nacionalismo excluyente que de un nuevo orden de prioridades. Pero, ay amigos, como muchos se han encargado de recordar estos días América es mucho más que los Estados Unidos de América. Y, por suerte, los Estados Unidos de América son mucho más que los Estados Unidos de Donald Trump. Ahí están las marchas, manifestaciones, declaraciones, la elegancia de Obama o el voto popular.

Mi familia es americana, hasta donde yo sé, o así lo estudié en geografía, Cuba es América. Y mi querida Argentina es América. Y el Uruguay, y Brasil, y México, Venezuela o Perú, y Colombia, y Nicaragua, y tantos maravillosos países… hasta la mitad oeste de Andalucía tiene algo de americana. América es sangre nueva y sí, Trump hará a los Estados Unidos un país más pequeño en todos los sentidos. Quizá es lo que han querido una mitad relevante de los norteamericanos, confiemos en el crecimiento de la otra mitad y que esta regresión no contamine al resto del mundo.

Hoy me viene a la cabeza. Se publicó allá por los años setenta del pasado siglo un ensayo político titulado "Para leer al Pato Donald". Cayó en mis manos a mediados de los ochenta. Era básicamente una crítica marxista sobre el papel de Disney a la hora de extender un mensaje con trasfondo político. Clases dominantes y globalización de la estructura capitalista. Hay que entenderla en su contexto. Salvador Allende estaba en la presidencia chilena y había una defensa de la identidad y un análisis de las relaciones entre América Latina y el norte del continente. No vamos a necesitar manuales para leer al nuevo Donald. Es tan simple como parece. Por si no lo comprendemos pone morritos antes de pronunciar la siguiente palabra. Es lo que parece. Ultranacionalismo y ausencia de toda responsabilidad para el lugar que un país como el suyo debe tener en un mundo ya suficientemente desigual y desordenado.

https://www.youtube.com/watch?v=VRcRtpu5CFc

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