Monticello
Víctor J. Vázquez
Más allá de la corrupción
Estaba irreconocible. Sin el habitual gesto de soberbia, el rostro demacrado, ojos apagados y el pelo ralo, sin brillo y falto de volumen. Pero se defendió bien, se sentía en territorio amigo y periodista que le trató como si fuera víctima de una oposición implacable y que utilizaba malas artes. Pepa Bueno solo le puso en situación incómoda cuando le recordó que Sánchez exigió a Rajoy que convocara elecciones si no aprobaba los presupuestos y se veía obligado a prorrogarlos por segunda vez. Pedro Sánchez se defendió como hace cuando no tiene argumentos: tirando balones fuera como si aquellas declaraciones no pudieran aplicarse en la situación actual.
La palabra del presidente no tiene valor desde hace años. Antes incluso de aquellas declaraciones en las que dijo que no mentía sino que cambiaba de criterio. En su entrevista de TV1 falseó hechos y cifras, y se quedó tan ancho. Toma a los españoles por tontos, o por analfabetos funcionales, como si no conocieran cómo está el país, cómo está el gobierno, y cuáles son las –malas– artes que maneja Pedro Sánchez para defender sus iniciativas. Lo último, negar que la quita a las comunidades autonómicas favorece a unas más que a otras, sin aceptar que era una exigencia más de ERC para hacer a Illa presidente de la Generalitat.
Illa. Ha ido a Bruselas a entrevistarse con Puigdemont. Sánchez y el propio Illa lo circunscriben al ámbito catalán, Illa se ha entrevistado con todos sus antecesores excepto Puigdemont. Es de dominio público que el actual presidente y el ex presidente andan a tortas desde que Salvador Illa fue elegido honorable president con el apoyo de ERC.
Turull, el alter ego de Puigdemont, ha dicho claramente que Illa es recibido como enviado de Pedro Sánchez, que no se equivoque nadie. Y en el mundo independentista se considera que el encuentro de este martes es avanzadilla del que Puigdemont pretende mantener con el propio Sánchez a corto plazo en Bruselas.
También negaban portavoces socialistas reuniones entre Puigdemont y enviados de Sánchez desde que Cerdán fue dado de baja en el PSOE y dimitió de todos sus cargos, pero en las últimas horas se ha sabido que Zapatero se ha encontrado con Puigdemont hace unos días. Y fue para hablar del apoyo de Junts a los PGE, y de la amnistía del Gobierno, política, que exige Puigdemont para anular la decisión del Supremo de que no se le aplique.
Resumen: rentrée política sin novedad en el frente. Puigdemont sigue mandando en las decisiones del Gobierno y Sánchez sigue sometiéndose a sus exigencias. Pero sin apearse del engaño sistemático, de la mentira, y de arremeter contra los jueces empeñados en cumplir con profesionalidad su trabajo cuando deben tomar decisiones que afectan al círculo presidencial.
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