Monticello
Víctor J. Vázquez
S. La quijotesca
La ciudad y los días
El lodo político en el que vivimos empezó tras el 11-M. Nunca, desde la Guerra Civil, una sola acción había provocado tantas muertes. Nunca un atentado, en los que tan probados estábamos por el terrorismo vasco, había asesinado con un único golpe tantas personas. Fue el mayor atentado de la historia de España y el mayor de Europa tras el de Lockerbie en 1988. Y la respuesta de la clase política, Gobierno y oposición, fue vergonzosamente egoísta y partidista.
En otros países duramente golpeados –Estados Unidos tras el 11 S, Francia tras el 13 N– hubo unión entre la clase política y la ciudadanía. En España, un vergonzoso enfrentamiento entre los dos partidos mayoritarios que se contagió a muchos ciudadanos envenenando el magnífico ejemplo de solidaridad y valor que tras el atentado tantos habían dado en Madrid y reventando la unidad mostrada en las manifestaciones que el día 12 congregaron a once millones de personas en toda España bajo el lema: “Con las víctimas, con la Constitución, por la derrota del terrorismo”.
En aquel momento la atribución a ETA era mayoritariamente compartida. Gómez Bermúdez, presidente del tribunal del juicio por el 11 M, lo resumió ayer en Canal Sur: “En las primeras horas todos pensábamos que era ETA porque tres meses antes, el 24 de diciembre había colocado 50 kilos de dinamita en el expreso Irún-Madrid que fueron desactivados en Burgos y tenían el objetivo de explosionar en Chamartín en Nochebuena en lo que habría sido una masacre; y a principios de diciembre se detectaron 500 kilos de amonal para volar las Torres Kio de la capital”.
Conforme las investigaciones avanzaban hacia la autoría islamista, Aznar y el PP mantuvieron la de ETA hasta el extremo de la manipulación y la mentira. Eran vísperas de elecciones y al PP le perjudicaba la autoría islamista tanto como favorecía al PSOE, porque desde la izquierda se “acusó” al Gobierno de que el atentado fue una respuesta a la intervención en Irak. Todos manipularon la tragedia. En la jornada de reflexión hubo manifestaciones ilegales convocadas desde la izquierda que llegaron a asediar sedes del PP. Rubalcaba declaraba que “los ciudadanos españoles merecen un Gobierno que no les mienta”. El 14 el PSOE ganó las elecciones con 164 escaños, 39 más que en 2000, y el PP obtuvo 148, perdiendo 35. De aquellos barros ensangrentados vienen estos lodos de polarización y baja política.
También te puede interesar
Monticello
Víctor J. Vázquez
S. La quijotesca
La ciudad y los días
Carlos Colón
El papel de Juan Carlos I
Quousque tandem
Luis Chacón
Indigenistas de guardarropía
El habitante
Ricardo Vera
7 de octubre
Lo último