No cuela

15 de julio 2025 - 03:08

Imaginen que, como en un relato kafkiano, uno de estos pura sangre (no hay más que verlos) de la justicia por su mano y la remigración masiva se despierta y, ¡pum!, ve su sueño hecho realidad: mientras dormía han sido expulsados millones de inmigrantes y sus hijos nacidos aquí. Aleluya. Al fin podrá aspirar el aroma de la lejía al fregar su propio retrete y el sabor de la sed cuando siegue en la campiña. Podrá traerse a sí mismo en bici la comida, incluso cocinársela. Y limpiarle las babas y lo demás al padre que lo fizo. Si ocho millones de inmigrantes fueran expulsados, aunque fuera por un día, el país –sus invernaderos, sus fábricas, sus bares, sus hoteles, sus transportes…– se pondría al filo del colapso. Y no lo digo yo, ni siquiera el sentido común, sino el Banco de España o el BCE, según el cual el 80% del crecimiento de España en el último lustro se explica por el aumento de trabajadores extranjeros. Los sueños de edictos de expulsión –¡arriba ese siglo XV!– de Rocío de Meer et al. no sé si están más cerca del brindis al sol o del escupir hacia arriba. Dicho sea no en términos humanitarios, sino a efectos economicistas y egoístas, los únicos que entienden. Tienen mucho que aprender de la harto ociosa carcunda de pro, algo más avisada, que no desdeñaba a los de otro lugar ni etnia, sino que los convertía en palmeros, palafreneros y aparceras sin derechos.

A pesar de las redes y la mucha estopa que echan al fuego (a la “caza” –sic– de migrantes en Torre Pacheco me remito), estas proclamas aquí no cuelan. Tampoco –salvo a las almas más impresionables– conspiranoias del gran reemplazo que chiflan en Europa. Porque, ciertamente, Spain is different. El espíritu español –y en esto saco más orgullo patrio que esos otros– es cooperador, solidario, compasivo con quien está peor que una, hospitalario, sabedor del valor de lo común, humano. Los valores de este pueblo ya los quisieran otros. Basta con ver cómo se con-mueve y moviliza ante las desgracias. Lo veo cada día en mi barrio, pueblo, amigos, familia, asociaciones, redes de apoyo mutuo, parroquias… que hacen realidad estos versos de José María Gómez Valero: “Cuando le preguntaron al extranjero / por su procedencia, / éste señaló, uno a uno, / a todos los habitantes de la ciudad”.

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