La niña de Ana Obregón

Otros famosos han hecho lo mismo sin tanto escándalo, pero eran más jóvenes y no han vendido la exclusiva

Hay que agradecerle a Ana Obregón las fotos en Hola con su nueva hija, recién adquirida. Ha provocado un debate ético y moral sobre la gestación subrogada y los vientres de alquiler. Obregón cae bien al público, y más después de perder a su hijo de 27 años por un cáncer. De ella sabíamos cosas frívolas: fantasiosa, osada y exhibicionista. La llamaban Anita la fantástica en su casa, porque de jovencilla estuvo enferma y se inventaba cosas. Pero no es ninguna tonta, se licenció en Biología con tres sobresalientes y doce notables. Se inventó después un currículo en arte dramático para irse a América e intentar ser actriz sin saber inglés. Participó en varios capítulos del Equipo A, y pretendió impresionar a Spielberg con una paella, pero le salió fatal. Después ha tenido mucho más éxito en televisión que en el cine.

Simpática, espontánea y atractiva, España conoce sus amoríos o flirteos con el baloncestista Fernando Martín, los futbolistas Suker y Beckham, el modelo Darek, o los aristócratas Alberto de Mónaco y Lequio. Siempre le ha gustado llamar la atención y lo ha conseguido con desenvoltura, pero ahora ha conseguido superarse. Su popularidad ha permitido la discusión pública sobre un asunto que pasaba desapercibido. Ha hecho lo mismo que Carmen Thyssen, Miguel Bosé, Javier Cámara, Miguel Poveda o Cristiano Rolando, pero con el de ella se ha montado un escándalo. Otros arrendadores tenían la misma fama, pero eran más jóvenes y no vendieron la exclusiva para pagar el deseo de "no volver a estar sola nunca más".

Hay varias cuestiones que no sabemos. Por ejemplo, quién es la madre gestante. Como el 80% de la población de Miami es latinoamericana, estadísticamente habrá sido una hispana pobre. La agencia intermediaria habría cobrado unos 250.000 dólares, pero no conocemos cuánto le ha quedado a la madre de alquiler. Tampoco sabemos de quiénes son el óvulo y el semen. Pero pongamos la mirada en los derechos de esta niña, en manos de una señora que podría ser su abuela o, siguiendo la pauta latinoamericana, incluso su bisabuela; 68 años parecen excesivos para la fructífera y duradera crianza de una hija. La primera acepción de madre en el diccionario de la Real Academia es la mujer que ha concebido o parido a un hijo; la cuarta, es la mujer que ejerce de madre. Este es el papel en el que se coloca la actriz de cara al futuro. Ella ha vuelto a vivir y su hija lo tendrá muy difícil. Además, tendrá siempre el foco mediático encima, que no la dejará desarrollarse de manera anónima.

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