Dos inundaciones y ninguna solución

10 de diciembre 2010 - 01:00

CÓRDOBA ha vivido dos veces en el último año algo que no sucedía desde el 17 de febrero de 1963, que las aguas del Guadalquivir reclamaran su cauce histórico e inundaran campos y parcelaciones de la capital y la provincia. A bote pronto, se antoja demasiado fácil reclamar responsabilidades sobre lo que ha sucedido pero sí es cierto que la experiencia vivida esta semana nos lleva a considerar necesario puntualizar una serie de cuestiones que parecen no estar claras en el imaginario colectivo. En primer lugar, es paradójico que unos parcelistas ilegales amenacen con demandar a la Agencia Andaluza del Agua por haber desembalsado los pantanos. Y parece extraño porque mientras la decisión de aliviar los embalses de la provincia responde a criterios técnicos, la determinación de construir en las áreas de influencia del río es consecuencia de la intención expresa de los afectados de situarse al margen de la legalidad. Es cierto que su tragedia es importante, pero no lo es menos que los propietarios de las viviendas debían ser plenamente conscientes de los riesgos que corrían al edificar sus casas tan cerca del río y sin ningún tipo de protección ante las más que posibles avenidas de agua. En segundo lugar, se buscan culpables a una acción propia de la naturaleza, que está ofreciendo uno de los años más lluviosos que se recuerdan en décadas y a la que es imposible ponerle coto. Pretender domarla es intentar ponerle puertas al campo. En tercer lugar, visto lo acontecido esta semana, queda de manifiesto el escaso interés demostrado por las administraciones competentes en buscar soluciones al fenómeno parcelista. No puede permitirse que en sólo nueve meses se inunden centenares de viviendas en dos ocasiones sin que nadie haya hecho ninguna propuesta clara de solución del problema. En este sentido, el miedo a las consecuencias que sobre las urnas pueda tener una decisión impopular no debe ni plantearse. Evitar desgracias debe estar antes que nada. Y en cuarto y último lugar, debemos preguntarnos qué va a pasar en los próximos meses. Si con las primeras lluvias de la temporada ya estamos así es más que posible que esta situación se repita. Ante esto, ¿hay alguna solución pensada?

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