Por hablar

MIRA que es verdad ese dicho que habla de las moscas que no entran en la boca si sabes tenerla cerrada cuando debes, es que nunca se equivoca, pero nunca. Lo digo por la que estamos pasando, que nos hemos tirado dos meses diciendo que no había verano, que vaya cosa más rara, y nada, pues aquí está, por hablar.

Vamos, que esta semana nos han dado en toda la boca, y bien dado, espero que ya nadie más venga diciendo lo de que no íbamos a tener verano, que ya lo tenemos, y bien tenido. Vaya tela los días que hemos pasado, malos de verdad, y eso que de un verano a otro no nos acordamos de la calor que hemos pasado el verano anterior, menos mal que nos falla la memoria de cuando en cuando. El día del Carmen, el miércoles, fue una cosa mala, pero mala, que yo no sé la de manguerazos que me pude dar yo en la azotea. Porque dormí en la azotea, que no corría ni un suspiro, una cosa, como si hubieran instalado calefacción en toda Córdoba, qué barbaridad. Yo creo que si al mediodía hubiéramos puesto un huevo en la plaza de San Agustín se nos hace, pero en menos de dos minutos, lo que yo les diga, que andabas cinco metros y te quemaban la planta de los pies, vaya cosa más mala. Que veías a la gente andando por la calle con la lengua fuera y empapados en sudor. Y es que cuando la cosa se pone así, en Córdoba te tienes que esconder durante unas horas, frente al ventilador o debajo del aire acondicionado o bajo agua, lo que sea con tal de sofocar esta flama tan mala. Pero qué calor.

Soraya y Cayetano querían que saliéramos el jueves para dar una vueltecilla por ahí, pero lo tuvimos que acabar suspendiendo, y es que eran las doce de la noche y estábamos a más de treinta, y eso es mucha tela, que se te queda el cuerpo que no tienes ganas de nada. Por eso esta semana he alternado tan poco, que la calle la he visto desde la azotea, después de pegarme un manguerazo. Menos mal que mi cuñado puso el internet y me ha enseñado a leer mi Día, que con eso ya ni tengo que poner un pie en la calle, que me entero de todo lo que pasa en mi Córdoba bendita en menos de dos minutos, lo que yo les diga. Y lo que no sabía es que mis cosas también están ahí, que anda que no me emocioné cuando me lo enseñó mi cuñado, que no me lo esperaba.

En fin, que aunque soy muy tradicional, hay cosas modernas que están la mar de bien, y no lo digo sólo por mis artículos, por todo, que no soy yo tan fantasma. Pues nada, que pase esto lo antes posible y pueda salir a la calle, que ya la estoy echando de menos, pero una auténtica barbaridad.