Cuando ganan los malos

Uno apuesta por el populismo y otro por la moderación, pero votan lo mismo en el Congreso de los Diputados

Los políticos tienen mala memoria histórica, por muchas leyes para la discordia que aprueben. Ahora se dice que hay dos PSOE: el de Pedro Sánchez y el de Emiliano García-Page y Lambán. En realidad, siempre han existido dos PSOE; menos en la Segunda República, cuando había tres; y durante el franquismo, cuando había uno, pero parecía que no hubiera ninguno. En 1974, se celebró el congreso de Suresnes, donde nació el felipismo. Después llegó el glorioso triunfo de 1982, cuyos 40 años de paz se han celebrado recientemente, por todo lo alto. Pero en el siglo XXI, se quemó la tortilla del felipismo, y volvió la divergencia.

Felipe había acabado con los socialistas llamados históricos, a los que trató como ancianos. Lo mismo que dicen ahora los sanchistas, cuando critican a Felipe, Alfonso y los mayores. En el fin del siglo XX, Aznar acabó con Almunia y Borrell, que debieron recolocarse en otros cargos, con buenos sueldos. Y poco después, ya en el nuevo milenio, se disputó el primer duelo entre Zapatero y su zapaterismo frente al buenismo de Bono. Ganaron los malos, por sólo nueve míseros votos, y con Zapatero volvimos atrás, como los cangrejos de la Falange, para recrearnos en la memoria de la guerra civil. No vieron venir la crisis, ni lo de Cataluña, en aquella conjunción astral.

Hoy vemos a Sánchez como el sucesor natural de aquel Zapatero, y a García-Page como el heredero de aquel Bono que perdió en los penaltis del 2000. Uno apuesta por el populismo y otro por la moderación, pero votan lo mismo en el Congreso de los Diputados. Este país no es como EEUU, donde los diputados votan según su conciencia. Hubo batallitas, como la de Susana Díaz, que se han perdido, y que, a la postre, resucitaron al que decían muerto. Apareció vivito y coleando, con su moción, y ahí lo tenemos. Se va a cargar el Estado de Derecho y lo que le pongan por delante, pues sólo le importan él y sus circunstancias.

En el bochornoso pleno del pasado jueves, el portavoz del PSOE sanchista, Felipe Sicilia, llegó a culpar a "la derecha" del intento de golpe de Estado de "los tricornios" del 23-F. Olvidó que en 1981 gobernaba el centro derecha de UCD. Es un ejemplo más del populismo y las mentiras. Han roto los consensos básicos constitucionales, establecidos para evitar las dos Españas y vivir según las reglas democráticas.

Cuando ganan los malos, hay más maldad. Por eso es importante que los buenos del PSOE no ejerzan de cómplices.

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