Monticello
Víctor J. Vázquez
Un triunfo póstumo
En tránsito
Por qué es tan difícil votar al PP? ¿Por qué hay que hacerlo casi a escondidas, sin decírselo a nadie, como si fuera un vicio inconfesable? Y en cambio, ¿por qué resulta tan fácil y tan agradable votar al PSOE, o a Sumar, o a los partidos independentistas, y ese voto actúa como un chute de autoestima que nos hace creernos más guapos y más bondadosos y más inteligentes? Es una pregunta interesante. Si bien se mira, el PP defiende ahora mismo un modelo político mucho más identificado con los ideales de la Ilustración y del Estado de Derecho –separación de poderes, alternancia política, igualdad entre todos los ciudadanos– que el modelo caudillista y autoritario que ha introducido el confuso conglomerado ideológico que denominamos sanchismo. Eso es algo que debería ser evidente para cualquier persona que no sea un zombi ideológico, pero el discurso imperante nos hace creer justo lo contrario. ¿Por qué?
Ante todo, porque el PP es un partido alérgico a las ideas que no sabe –o no quiere– articular un discurso ideológico mínimamente complejo. Que un personaje de tan ínfima talla intelectual como Cuca Gamarra haya sido la portavoz del PP en el Congreso demuestra el desprecio invencible que los populares sienten por las ideas. El PP es un partido de burócratas y de técnicos jurídicos que saben mucho –o eso dicen– de Derecho Tributario y de Ley Concursal, pero que parecen pisar terreno minado cuando se tienen que internar en el campo de las ideas. ¿Cómo es posible que el PP todavía no haya sabido defender el Estado de bienestar con argumentos convincentes? ¿Cómo es posible que todavía no haya explicado que una política alocada de gasto público –y esa es la política de Pedro Sánchez– implique a la larga la destrucción del Estado de bienestar porque va a resultar insostenible? ¿Cómo es posible que no haya sabido explicar que tres millones de autónomos y pequeños empresarios no pueden sostener los incesantes gastos sociales de un Estado elefantiásico? ¿Cómo no ha sabido explicar que la Seguridad Social está a punto de quebrar? ¿Y cómo es posible que el PP no haya elaborado una poderosa campaña propagandística que pudiera competir con los hipnotizadores colectivos al servicio de Sánchez?
Pues así estamos. Y con un discurso bovino, burocrático y falto de imaginación va a ser imposible derrotar a Sánchez.
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