Esta noche pase lo que pase se cierra un ciclo. Lo lógico es que los candidatos a liderar el PSOE hayan preparado dos discursos. El primero resultará alegre, emotivo. Se agradecerá la confianza depositada, habrá compromisos de no defraudar. Se tenderán manos y puentes para remar en la misma dirección. Hasta cierto punto éste es el más previsible y la sinceridad de las ofertas, la generosidad o responsabilidad del vencedor o vencedora la confirmará o desmentirá el tiempo.

El segundo discurso siempre es el más complicado. Para quien lo realiza es la confirmación de una mala noticia que ha ido tomando forma durante la jornada electoral. Alguien lo habrá estado preparando en la sombra para no romper el optimismo necesario, en los escasos ratos muertos de los días de campaña, al hilo de alguna conversación en algún desplazamiento, y no será hasta el día de hoy cuando se termine de consensuar con el líder. En el momento de la comparecencia las expresiones de los ojos no acompañarán alguna sonrisa forzada. Al igual que el primero contendrá una gran dosis de agradecimiento, al trabajo, al apoyo, a las muestras de cariño recibido durante una larga campaña. A la ilusión de miles y miles de militantes. A partir de aquí ese discurso deberá obligatoriamente fijar una posición de cara al futuro. Salvo sorpresa, lo normal, lo deseable, es que quien pierda se ponga a disposición para levantar una organización centenaria en uno de sus momentos de mayor fractura.

Salvo una opción, que con toda probabilidad debe tener preparada desde hace tiempo una única intervención, ambos discursos se moverán previsiblemente en el marco de lo correcto. Pero la corrección no debería estar exenta de verdad. Ha sido un proceso muy largo. Lo que hoy se dirime no comenzó con la convocatoria del proceso de primarias. Y no sé si hemos sido capaces de analizar causa, errores y oportunidades con suficiente perspectiva. Nuestros problemas no comenzaron hace un año y dudo que esto se solucione en un reparto de culpabilidades. Generales, investidura, generales de nuevo, octubre, mítines, avales, debate, más mítines… Tengo la impresión de que todas las candidaturas llegan con algo de agotamiento al día de hoy. Y con un exceso evidente en las expresiones de los seguidores de las distintas opciones, como cuando en una prórroga interminable empiezan a aparecer las patadas. No sé si se podrá coser, pero debe llegar un tiempo de construir una alternativa para reconstruir un país más justo y decente. Lo digo retirado de los ruedos, esquivando los impulsos de escribir, el resto, en la canción.

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